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"La historia está presente y nos rodea en todas las horas, porque no es otra cosa que la vida” Arturo Uslar Pietri

domingo, 1 de julio de 2018

CRÓNICAS GUANARITEÑAS: LUIS CORONEL: PIONERO DEL COLEO EN GUANARITO

En un interesante ensayo, publicado en la última edición de la Revista Cultural “Escafandra” (Guanarito, Junio 1999), el desaparecido e inolvidable abogado Ángel Armando Yúnez Díaz, intitulado “Presencia de los árabes en Guanarito”, afirma en talentoso paisano que “después de la Primera Guerra Mundial, aproximadamente en 1915, llegaron los primeros árabes de origen libanés a Guanarito, huyendo de las guerras y buscando esperanzas de conformar un hogar. Muchos de ellos venían casados. Hoy día muchos de sus descendientes son grandes trabajadores que han dado gran empuje al comercio y forman parte de familias tradicionales guanariteñas”. Entre esas familias menciona Ángel Armando a sus antecesores Yúnez, a los Raidi, Chamate, Assis, Magual, Mezerhane, Gacelt y Los Fáez.
De esta rama de los Fáez recordamos a doña Faustina, casada con don Pedro Castillo (padres de Nelda, Carmen Sofía, Zulema, Francisco, Pedrito y Sonia); doña Zoila, casada con don Fortunato Leonido (padres de Elina, Nancy, Adela, Miguel Ángel “Cocacola”); Amparo, siempre soltera, madre-tía de Orlando Flores (hijo de Julio Fáez); además de José y Pedro Miguel Fáez; y doña Elena, casada con don Lisandro Coronel, de cuya unión nacieron: Francisco (parrandero de los buenos, concejal por AD en el período de Rómulo Betancourt), Lisandro Antonio (ícono del beisbol en nuestro pueblo), Miguel (dirigente político del sector agrarista, al servicio de varias organizaciones en las que militó), Carmen Elena, alejada de Guanarito desde muy joven, y Luis Coronel Fáez. Este último, nacido creo que en 1937, es junto a don Adelis Peraza Mendoza y Gilberto Castrillo Pinto, pionero del coleo en Guanarito, al cual representó en diversos campeonatos de cuando aquellos toros pueblerinos se realizaban por las tardes en todos los pueblos del llano. De su fama de buen coleador hablan todavía el araureño Valmore Dávila y el “Orgullo de Papelón” Cheo Hernández Prisco. Célebres son sus historias de aquellas fiestas patronales cuando brillaban como estrellas tantos centauros de manga como Jesús María Piña, Rubén Gervasi, Pepe Hernández, Celestino “El musiú” Bauvín, Rafaelito “El Gordo” Maldonado, Servando y Napey Garcés, Evelio “La Chata” Colmenares, Elio “Pelo e muerto” Rodríguez; y luego vino la pléyade de campeones entre los que brillaron “El Negro Benito”, Pedro Viso, Toño Arrieta… cuando el coleo todavía era representación genuina de la heredad de los centauros llaneros, muy diferente al coleo mercantilista del siglo XXI.
Luis Coronel Fáez o “Luis Corona” como le llaman sus camaradas de caballo y manga, es un amigo especial, por ser selectivo al escoger amistades, no obstante, es común verlo a diario en los cafetines de Guanarito, con su inseparable gorra de beisbolista y sus lentes oscuros, como todo un galán, hablando con la gente, y de repente se queda caviloso, con la mirada perdida, tal vez añorando alguna anécdota de tantas vividas en su trayectoria de coleador, en sus combates cerveceros con su cofradía de amigos en el Bar Restaurat “Guaicaipuro”, y en sus negocios de compra y venta de ganado. Es saludable y simpático el momento en que Luis habla de sus innumerables amistades de todas partes del país, que no alcanzarían páginas para mencionarlos.
Tuvo la oportunidad de ser afectuoso amigo y anfitrión de artistas llaneros de fama nacional, pioneros de la canta recia y compositores como José Vicente Rojas, Eneas Perdomo, El Catire Carpio y Ángel Custodio Loyola “El Tigre de Masaguarito” quien en su Long Play (1969) “El Tigre en La Rinconada” incluyó una canción a nuestro pueblo, en agradecimiento a las atenciones que recibió como invitado especial ese año en el marco de las fiestas patronales. De la canción recuerdo estos versos:
Hombres como Luis Corona
y sus amigos también,
que el futuro de su pueblo
quieren verlo florecer.

Podemos afirmar que Luis es un patrimonio cultural nuestro, por ser –como su amigo de siempre Gilberto Castrillo- pionero del coleo e ícono de un pedazo de ese siglo XX guanariteño que nos está arrebatando estos momentos aciagos que vive Venezuela, de los cuales no escapa Guanarito. Hace algunos años escribí los versos que a continuación aparecen, con el fin de que algún cantante los grabara en un joropo, pero me olvidé de ellos hasta hace poco tiempo que los reencontré. Felicidades, Catire Luis Coronel, que Dios te dé vida y mucha salud.

CATIRE LUIS CORONEL
I parte
Catire Luis coronel
coleador de aquellos tiempos,
cuando los toros coleados
eran esencia de pueblo,
mangas de palma y mapora
con bejucos y cabestros.
Cuántas veces te miramos
sobre un caballo mostrenco,
apartando el pelotón
para tumbar de primero.
Tu estampa de coleador
va jineteando el recuerdo
con tu camisa de cuadros,
tu “Borsalino” sombrero
y un par de espuelas plateadas
en las botas reluciendo,
y en los palcos, las muchachas
aguardando aquel momento
para llenarte de cintas
y coronarte de afectos
y así premiar tu faena
¡viejo centauro llanero!
que, afianzado en un estribo
y en el vigor de tu cuerpo,
le dabas un filo e lomo
al toro más altanero.

II parte

Catire Luis Coronel,
llanero guanariteño,
hoy el coleo legendario
se nutre de tu recuerdo,
cuando guapeaba tu alarde
en las fiestas de los pueblos,
coleando con Pepe Hernández,
el diestro santarroseño,
con “El Musiú Celestino”
y Maldonado el gallero,
con el gran Domingo Campos,
el catire refranero
y con Gilberto Castrillo,
tu hermano y gran compañero.
Aquellas recias hazañas
vibran en tu pensamiento.
Allí estás, en Guanarito,
añorando todo aquello,
esperando que “Chongote”
anuncie el turno primero
pa` romper el pelotón
de los años venideros,
sobre un caballo de gloria
y con tu pulso certero
aplicarle un filo e` lomo
al cimarrón del recuerdo.

Yorman Tovar
Guanare, 30 de diciembre de 2007
5:40 a.m.

CRÓNICAS GUANARITEÑAS: RAFAEL VICENTE SOLÓRZANO MORENO “EL KORNE”

RAFAEL VICENTE SOLÓRZANO MORENO “EL KORNE”

Estoy seguro de que muchos guanariteños no lo recuerdan, pero sí los de la generación de los 70. Lo conocimos a principios de la mencionada década en Guanarito, por supuesto. Él y su familia, oriundos de Arismendi-Barinas, se habían residenciado en nuestro pueblo. La memoria no me da para recordar los nombres de su mamá y de su abuela, una viejecita cariñosa y laboriosa de la cocina, expendía comida criolla, muy suculenta, oficio que heredó la hija para levantar una prole numerosa. Del resto de sus familiares, recuerdo a su padre don Gabino Solórzano (creo que apureño), de color moreno y calvo, con cierto parecido a su hijo, por lo cual los amigos más cercanos llamaban “GABINITO” a Rafael Vicente, y de repente le mamaban gallo de manera maliciosa: ¡Gabino a las ñemas no le echa sal!... y “El Korne” se sonreía. También recuerdo a un tío materno, creo que menor que el sobrino, a quien llamábamos “Maití”, y le faltaban los cuatro diente superiores o “el tren delantero” -como decimos en mi pueblo-. Una vez, bañándose en el río, “Maití” botó la dentadura postiza, y Antonio Loyo, en una reunión de jodedera que teníamos en la plaza le pregunta: -¿Y el puente? , y el chico le responde: -¡lo boté en el río! Y le responde Loyo, con sarcasmo: -“No chico. Yo pregunto por el “Puente Maraca” que si ya lo 
volvieron a poner”. El otro tío materno es el mecánico dental Emilio Acevedo (hombre de muchas historias anecdóticas) que merece una crónica aparte, nada más por su manera peculiar de conversar, entre el recato y las palabras escatológicas.

Nació en 1956, estudió primaria en Arismendi y el bachillerato en el liceo Arturo Celestino Álvarez del cual fuimos fundadores. En esa institución, unido a mi pandilla, emprendimos, naturalmente, luchas de protesta y actividades culturales; entre ellas el montaje de “La Leyenda de El Silbón” y él encarnaba el papel de “El llanero invitador” que dice: “Nos vemos en el baile esta noche, catira, al comenzá el joropo”. Por cierto, Muchas representaciones hicimos ese grupo de novatos aficionados. Allí estaban también: Rómulo Colmenares (El Silbón); Juan Mujica Tovar como “Juan Hilario”, Álida Vargas como” La catira”, Ligia García, Aída Vargas y Bertha García (Las muchachas del caney); Alberto Pérez Gómez y Juan Molina (los músicos que regresan del baile de Quebrá Seca); y los fallecidos pedro Jesús García (El visitante) y Nelson Parra como “José Juan”, dirección y narración de quien escribe. Recuerdo que en 1974 nos presentamos en un evento folklórico en el Anfiteatro Oscar Martínez de Barquisimeto; y en Bailadores estado Mérida.
¿POR QUÉ EL KORNE?
En realidad desconozco, primero, si es con K o con C. Él solía identificarse con ese pseudónimo y lo escribía con K. Una vez le pregunté ¿qué vaina era esa? Y me dijo que era el nombre que se le daba a un tipo de gallo experto en riñas (que me lo aclaren los galleros). Todo comenzó una vez que apareció un letrero en el sanitario del liceo. Se notaba claramente que quien escribió el letrero estuvo sentado en la poceta. “AQUÍ CAGÓ EL KORNE”, y todos comenzamos a preguntarnos ¿quién coño sería El Korne? Hasta que un día en que el profesor de Historia Universal, el merideño Luis Emiro Molina estaba entregando unas pruebas parciales y preguntó quién era el fulano Korne. A nuestro amigo no le quedó otra opción que levantarse e identificarse como tal, puesto que era el único que faltaba por recibir nota. Lo cierto es que no identificó el examen y al final de la página colocó: “EL KORNE NO SUPO LAS PREGUNTAS”, y el profesor le colocó: “EL KORNE TIENE 01.

EL KORNE FAKIR
Cada vez que había algún acto cultural no faltaba “El Korne” con sus pericias mágica, pues también hacía de FAKIR: comía hojillas, bombillos y se acostaba sobre pedazos de botellas quebradas, sin sufrir una sola herida, mientras la compañera Ligia García se le montaba en el torso. Ese truco de comer hojillas lo aprendieron Juan Mujica y la misma Ligia. Yo apuesto que de seguir en ese trajín ahorita no pasaría hambre, pues son muchos los bombillos desechados que se consiguen. Practicaba también la imitación de voces, remedando a la perfección la voz aguda y chillona de Rómulo Betancourt, haciéndose llamar “Romuloco”.

EL KORNE POETA
Muchas veces demostró tener vocación literaria natural, específicamente una destreza para escribir relatos. Una vez la profesora de castellano y Literatura María Isabel Balaguer dejó una tarea de composición literaria y la de él fue la mejor con un relato llamado ¡Ahí viene el toro, don Olega!, refiriéndose al abuelo de un amigo cercano (Aurelio Aguilar) a quien lo revolcó un toro en la manga por porfiado. También era aficionado a escribir versos octosílabos, entre tantos, uno titulado “El corrío del churro muerto”, en la ocasión en que en una de las aulas amaneció un rabipelado guindado por la nuca, con un letrero. Y de vez en cuando recitaba un poema del cual recuerdo estos versos:


“Arriba, caballo bayo,
sácame de este maizal,
que por aquí se divisa
la gente de mi rival.

Recuerda, llevas montado
jinete de mucha suerte
que no le teme a las balas
mucho menos a la muerte.

Martín se hallaba en amores
con una hembra casada
y lo entregaron sin pena,
las mujeres despechadas”.

EL KORNE MILITAR
Al graduarse de bachiller nuestro amigo tuvo una magnífica oportunidad de superación, que de aprovecharla, hoy fuese General Retirado. En el año 1976 el Presidente Carlos Andrés Pérez, a través del estamento militar. Recomendó que le dieran oportunidades a algunos bachilleres para ingresar a las FAN como “subtenientes de reserva”. Aquellos estudiarían tres años hasta obtener el grado de teniente. Pero nuestro Korne aprovecho ese tiempo para la “Dolce vita”. Llegaba a Guanarito en un convoy con algunos soldados. Estos se quedaban en el camión mientras él bebía plácidamente cervezas en el bar “Guaicaipuro”, ignorando tal vez que le tenían un seguimiento, y por esa razón le dieron baja.
En una ocasión vi un capítulo de la telenovela “Por estas calles” de Ibsen Martínez y me recordé de mi amigo por la máxima (frase) que salía en un muro al final de cada capítulo. Aquella decía:


Mi padre con cinco estrellas
no pudo ser General,
y yo, con estrella y media
hago la tierra temblar.


Después –si no me equivoco- mi amigo fue inspector de tránsito, de donde creo que salió jubilado, y actualmente labora en el departamento de vigilancia de la empresa COPOSA de Acarigua, desde hace años.
YORMAN TOVAR (Cronista Popular de Guanarito)

ESTAMPAS DEL VIEJO LLANO GLOSA DE LA LLANERIDAD

CRÓNICAS GUANARITEÑAS 

Yorman Tovar


Faena llanera

EN LA HORIZONTALIDAD
DE UNA TIERRA SIN LINDEROS
NACIÓ LA LLANERIDAD,
ORGULLO DE SER LLANERO.



Dilatada geografía
a un margen del Orinoco
donde turpial y piapoco
intercambian melodía.
Embrujo, policromía
adornan la inmensidad.
La palma es diva, deidad,
danzando entre los raudales
con derroches verticales
EN LA HORIZONTALIDAD.

Uno solo, hombre y corcel,
mitológico centauro
conquistan glorias y lauro
en galopes y tropel
lancero entusiasta, fiel
orgullo de los llaneros,
arrieros y cabresteros
bárbaros amansadores
baquianos… conocedores
DE UNA TIERRA SIN LINDEROS.

Llanera es la condición
de nacer en la llanura,
y domeñar la bravura
del astado cimarrón;
llaneridad es pasión
por la ansiada libertad
y hasta la fatalidad
de la sangre y de la guerra.
En esa indómita tierra
NACIÓ LA LLANERIDAD.

Llanera es la raza altiva
de la llanura que amamos,
de Garvasi, David Ramos
y Joseíto La Riva,
el contrapunto en diatriba,
paradigma del coplero,
la cobija y el sombrero,
el corral y el botalón,
la palabra de varón
ORGULLO DE SER LLANERO.


Yorman Tovar
La Colonia-Guanare, 1 de julio de 2018.