historia

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"La historia está presente y nos rodea en todas las horas, porque no es otra cosa que la vida” Arturo Uslar Pietri

viernes, 1 de noviembre de 2013

FUNDACION

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Acontecimiento histórico, realidad tangible; suceso acaecido el 3 de noviembre de 1591, gracias a la disposición de don Diego de Osorio quien hallándose habilitado para poder obrar lo que deseara y fuese mejor para la causa de la conquista y población de Venezuela, dar forma a la provincia y considerando que desde El Tocuyo y Nueva Segovia, viendo hacia el sur había mucha distancia al nuevo reino, dio orden al capitán Juan Fernández de León para que organizara una expedición que llegara hasta los llanos y fundara allí una ciudad; Juan Fernández organiza la excursión y partiendo de El Tocuyo, atraviesa las abruptas serranías de Guarico-Chabasquén y Biscucuy, llegando a las hermosas mesetas de Cavacas donde divisa a lo lejos el amplio llano, mesas próximas al Zarzaribacoa o Guanaguanare, lugar de las gaviotas, y aquí a dos tiros de piedra y teniendo como testigos a su gente en especial Domingo de Medero, y el escribano Pedro Gómez de Acosta, dijo fundo y fundó, después del ceremonial de estilo nombró alcalde ordinario a Domingo de Medero, Blas Rodríguez como regidor, Pedro de Polanco, Bernardino Crespo, Jorge Martínez Barreto y a su hijo Simón Pacheco, como alguacil mayor, Antonio Céspeda y Manuel Fernández, como procurador general, recibiendo el juramento de todos.1 De esta manera queda consumado el hecho.

Pasado cierto tiempo por razones no bien precisadas se traslada a la ciudad para el piedemonte, lugar que hoy ocupa, quedándole al norte estribaciones de la Sierra Portuguesa, a 183 metros sobre el nivel del mar con una temperatura media de 28 centígrados que puede llegar a los 36 en época de verano.

La verdad es que la ciudad adquiere prestancia rápidamente, gracias a la fertilidad de sus tierras y a la laboriosidad de su gente, de tal manera que a la centuria de su instalación era una ciudad florecie
nte, con un destino promisor excelente producción agropecuaria, fe de ello es el haberse establecido aquí una compañía de la categoría de la Guipuzcoana, su producción de tabaco, añil, algodón y ganado vacuno, caballar y mutar; especialmente con el reflejo fiel de este vigoroso progreso, que pone en actividad plena los puertos fluviales de Guerrilandia-Las Animas y San Lorenzo, para mantener un buen comercio con San Fernando y Ciudad Bolívar.

Guanare, en este comienzo de su acontecer histórico y su progreso formó parle muy importante de la provincia de Caracas, más tarde cantón de la provincia de Barinas hasta que el 10-4-1851, cuando conjuntamente con Araure-Ospino y Guanarito forman la provincia de Portuguesa. La Ley de División Territorial del 28 de abril de 1856 bajo el régimen de José Gregorio Monagas, es confirmada la situación provincial.

Las cosas marchaban favorablemente hasta la Guerra de la Independencia que restó muchos brazos al sector agrícola, pero la situación se tornó seria con la Guerra de los Cinco Años —Guerra Larga o Guerra Federal— donde los campos quedaron desolados, ocurrieron emigraciones, durante y después de los más acreditados capitales y reina el desempleo y la miseria lo que se gana con la igualdad, se pierde en la prosperidad. Vuelta la normalidad, Falcón en el poder, convocada la Asamblea Constituyente por éste en Caracas, la cual es presidida por el guanareño Eugenio Acisclo Rivera (1864) marzo. Sanciona la Constitución Federal, que consagra la división territorial de 20 Estados independientes, entre ellos Portuguesa y Guanare su capital. Después en reunión conjunta de los integrantes de las Asambleas de Portuguesa y Zamora, reunidos en la ciudad de Sabanera el 7 de marzo de 1866, se acordó unir estas dos entidades y designar como capital a Guanare, luego de algunos incidentes que logró dominar el propio Falcón, para que el 11 de septiembre de 1866 quede nuevamente constituido el Estado Portuguesa.

El 30 de abril de 1873, por deseos de Guzmán Blanco, se reducen los Estados y se creó el Sur Occidente constituido por Carabobo-Cojedes-Portuguesa y Zamora (Barinas) y el Departamento de Nirgua, poco después la Constitución del 27 de abril de 1881 dispuso que los 20 Estados quedarán reducidos a nueve, se formó el Estado Zamora y se designa como
capital la ciudad de Ospino, para que en otra oportunidad se haga la misma alianza y se designa como capital la ciudad de Araure, más tarde la misma situación y San Carlos como capital. Por Último a finales del siglo XIX se constituye nuevamente el Estado Zamora y Guanare su capital, durante este período, la acción progresista, de los mandatarios Francisco Batalla, Jesús María Romero, la ciudad adquiere otros contornos y alientos de progreso.

Hoy la capital de Portuguesa y Espiritual de Venezuela, importante ciudad Mariana con una tremenda explosión demográfica, que ha rebasado todos los cálculos, se siente y está muy desasistida, los servicios fundamentales no funcionan, no hay agua, luz, casas, teléfonos malos, carestía, asistencia hospitalaria deficiente, deterioro del ambiente cada vez peor, déficit de viviendas, sin planificación urbana, sin zonas de reserva que garanticen un futuro mejor y mejor calidad de vida, pero Guanare sigue adelante, pase lo que pase.

Era un pueblo pequeño, con cuatro barrios: La Peñita, Curazao, El Cementerio y La Arenosa; de casas coloniales en el centro, bahareque y palma predominando. Sus calles empedradas en la parte colonial, de tierra en el resto de la ciudad, alumbrado con faroles en una época, casi a oscuras en la mayor parte del pueblo, hasta que se instaló un motor 19-4-1926 con servicio para dos o tres horas, deficiente, el resto de la noche luz de luna de acuerdo con el período; población de comerciantes, criadores y agricultores, pueblo abierto, donde el rebaño colectivo se recoge por las noches en varios lugares a dormir, especialmente en la playa del mercado, la cual se constituiría en un verdadero paradero, la mayoría de estos animales: vacas, estaban siendo ordeñadas en las casas de familia, la leche, cuajada y suero para consumo familiar y algunas veces para comercial, lo cierto es que con ello se lograba un alimento básico y una exquisitez, la "postrera"; así mismo deambulaban por las calles del pueblo: burros, caballos y cochinos. Estas circunstancias obligaron con el correr del tiempo cercar el pueblo; y para su ingreso o salida rejas o caracoles. De aquí que los ordeños se realizaban fuera del perímetro de la ciudad y cada familia poseedora de ganado tuvo que organizar sus propios sitios con estos fines, de manera que existieron siete rejas, llamadas así: Barinas-Acarigua en los extremos de la calle Bolívar, hoy carrera 5, con una extensión de 12 cuadras, unas 60 viviendas sin incluir las edificaciones oficiales: Casa Amarilla-Casa Verde. Hacia el norte reja de Biscucuy, cerca de donde está la iglesia de La Peñita; reja de El Cementerio o Guerrilandia o de la Verga del Brazo. Reja de Maraca al final de la calle de los Catalanes, ubicada en las proximidades del Edificio de Telecomunicaciones. Reja de Papelón, zona adyacente en donde está CADA. Reja de Curazao más o menos donde está el viejo Hospital.

El sistema de caracol era algo especial, una cerca en media luna y otra que se aproximaba al centro sin juntarse, que sólo podía ser cruzada por el humano, teníamos el Caracol de La Pilita que daba acceso a los mangos de Sandalio y Quebrada de Las Piedras. Caracol del Calvario, permitía el ingreso de este cerro; por cierto esta entrada fue bloqueada por una construcción particular usurpándose un patrimonio del pueblo, ante la mirada indiferente de los señores concejales y del pueblo mismo. Caracol de Los Samanes ubicado en esta área.

Pueblo de gente laboriosa, de casas con trojas o huertos familiares pobladas de ají dulce, cilantro, cebollín, lechuga, corrales para criar gallinas y asegurar los huevos y los pollos, todos lo cual ayudaba a aliviar la economía doméstica. En algunas ocasiones el lechoncito (marrano) para lograr la carne de las hallaras decembrinas. Vida y costumbres del interior, en un país fundamentalmente rural donde el hombre tenía que ser cada vez más hombre y las mujeres casi hombres, donde no hay porvenir para el flojo, ni tiempo para holgazanerías.

Pueblo aislado, carente de los recursos elementales para defenderse de las epidemias, de manera que cuando la muerte ronda la desesperación cunde, casi nunca hay facultativos y si los hay, no existen las medicinas, situaciones desesperantes que obligan a que los familiares recurran a las prácticas de los yerbateros en demanda de auxilio. Paludismo, anquilostomiasis, "cólico miseresis", procesos carenciales, anemias, epidemias eruptivas, entre otras, provocan angustia, impaciencia y dolor, se atropellan en la cabecera de los enfermos, es cuando los bebedizos de cogollos de plantas, infusiones de diferentes raíces y ramas, que si las hojas de guanábana macho, cogollo de naranjo, hojas de malojillo, raíces de escorzonera, de jengibre, constituían parte muy importante del arsenal terapéutico de la época, sin descartar la bosta fresca diluida en leche de vaca para el sarampión, la pasota para las lombrices, la leche de coco para la solitaria y así por el estilo. Situaciones y recursos siempre presentes, pero el recurso botánico era el que más demanda tenía. Así podemos revisar algunas de ellas como: las limonadas; los guarapos de canela, como sudoríficos, antigripalem, infusiones de ajo para los parásitos, bebedizos de borrajón (las flores) para diarreas y pujos. Brusca para baños refrescantes, cadillo pata e' perro para detener hemorragias intestinales, colocando tiras de la corteza en la cintura, hojas, tallos y semillas se emplean para inflamaciones del hígado. Canafístola, de la semilla machacada y disuelta en agua tibia se obtiene un guarapo laxante y purgante. La cebolla como diurética, disgestiva, antiinfecciosa y antihelmintica.

Drago —sangre de drago— se obtiene hirviendo la corteza, magnífico astringente, desinfectante, cicatrizante. La escorzonera (raíces) para preparar depurativos, purgantes, laxantes. El eucalipto (hojas y corteza) para infusiones; las hojas quemadas para descongestionar las vías respiratorias superiores. El jengibre, para hacer pócimas que se emplean como analgésicos, descongestionantes y diurético. Granada: se emplean las hojas, ramas y granos del furto para bebedizos. Guabánaba: especialmente el macho, sus hojas con belladona para las inflamaciones, parotiditis, abscesos dentales como antiflamatorio. Hinojo: como digestivo, para ello los frutos hervidos y endulzados al gusto, se toma después de comer. La ipecacuana como vomitivo, expectorante. El piñón como vomitivo y purgante y habían muchas más plantas que fueron usadas con este fin, era grande el arsenal y había más, por ejemplo: la tortilla caliente para el abdomen —qué situaciones y qué trances.

Vistas todas estas circunstancias, era la oportunidad para un pueblo católico invocar a sus dioses, su virgen adorada y milagrosa —la Coromoto— en procura del amparo del auxilio divino ante las fallas materiales y humanas; de aquí su gran fe, su devoción y el respeto por ese 8 de septiembre que los hombres cambiaron por el 11, la plegaria se alza para solicitar la salud del ser querido y la curación ocurrió; milagro y fe crecieron y la Virgen india, local, se hizo universal, como consecuencia de la concurrencia de cientos de millares de devotos, que desean y necesitan llegar hasta donde está la imagen milagrosa. Guanare no tiene hoteles, en Guanare existen posadas para carreteros que eran los que abastecían el mercado, pero no para peregrinos. Pero aquí está presente el guanareño para servir a Dios y a su pueblo y acondicionan sus viviendas para recibir
peregrinos y así ocurre que cada familia que tiene estas posibilidades de aceptar un numero determinado que se hacen sus clientes anuales —8 de septiembre— acción y hospitalidad guanareña.

Guanare, pueblo de vida sencilla de diversiones simples; sin agua, sin luz, sin servicios públicos, a oscuras casi siempre, poblado de fantasmas, terror de niños, recelos de adultos, apariciones de las tinieblas, cuando el pueblo está en tranquilo recogimiento, aparecen en sus diferentes formas provocando el pánico, legión integrada por la Llorona, el Silbón, la bola de fuego, el carretero, que cada uno tiene su propia historia, formando parte muy importante del folklore criollo. Cuentos de apariciones con detalles;
¿pregúntele a mi compadre que la vio? Se trata de la aparición de la doncella, que ocurre en la casa del vecino, él la vio, cuando salía del lado de la cocina y se metía en el aposento, historia, se trata de una joven que a punto de casarse, la muerte súbita le arrebató la vida, quedando en pena, Todas las noches sale trajeada de novia, entra a su cuarto y luego se escuchan los sollozos. Casos y cosas propias de la situación imperante, época del fustán atorsalado, del faldón almidonado, de las enaguas largas y con faralao, del carriel y la magnolia.

Pueblo de hermosas lunas llenas, aprovechadas por los bohemios para cortejar la dama pretendida con la romántica serenata, al pie de su ventana o noches sin luna y sin estrellas que rasgaban el silencio los ladridos de los perros; pueblo de soledad, de infinita quietud, propicia para las apariciones, cuando ronda el miedo y estremece el cuerpo al canto del ave agorera, pueblo donde la vida transcurre tranquila, donde es necesario producir todo lo indispensable y hasta lo superfluo, por eso se fabrican las velas para el alumbrado o el jacho de querosén, la lámpara para la luz de carburo, el jabón de grasa y soda cáustica para el lavado de la ropa, el de tierra para bañarse, se tejen hamacas, se confeccionan trajes de mujer y de caballeros, al costo de Bs. 5,00 para damas y Bs. 8,00 para caballeros. Zapatos para ambos sexos, ropa interior, sombreros, camisas y cuellos, alpargatas, refrescos, y hasta se acondicionan teteros para los niños, haciéndoles un respiradero a los frascos a punta de insistir con un instrumento punzante.

Pueblo laborioso que sabe vencer dificultades, cuando la transportación de cargas y pasajeros se realiza a caballo, mulas o carreteras. Arreos de mulas, arreos de burros, tren de carretas, caporales carreteros, arrieros que tanto buen servicio prestaron acarreando productos de la zona y trayendo lo indispensable para el comercio, cargando pasajeros de un lugar a otro, largas y tediosas travesías en carretas acondicionadas con este fin, arcos de madera con lona impermeabilizada, llamadas "encerado" para protegerse de la lluvia y del sol. Posadas de caminos bien conocidas en sitios apropiados como término de la jornada, donde pernoctan. Se procuraba viajar en horas de la tarde y parte de la noche o pasar la noche —caminos de recua—, resoplar de bestias sofocadas, chillar de ejes resecos, voces enérgicas de carreteros y luces ondulantes de faroles acompañaban las largas caravanas, los prototipos de estas faenas, Leoncio Guevara y Crispín Alvarado, expertos en este difícil trabajo, conocedores de todas y cada uno de los escollos de las rutas, esto ocurre hasta la década del 30 cuando hacen su llegada a estos llanos los camioncitos de 20 a 30 toneladas, conducidos por audaces sujetos que han desafiado los intransitables caminos, llamados carreteras, transportando todo tipo de carga de Barquisimeto y Valencia para el comercio local; sistema que obliga a proveer los pasos de los ríos con balsas para pasar vehículos y personas.


Las balsas se confeccionan uniendo varias canoas y haciendo una plataforma con tablas gruesas, fuertes para que puedan soportar el peso del vehículo, la carga y la gente; la embarcación iba pendiendo de una guaya, que va de un extremo a otro del río con un güinche que al entrar la balsa a la corriente ésta la impulsaba y obligaba a avanzar y arribar al lado opuesto.

Estos carros que transitaban por estos lugares, tenían grandes dificultades para cubrir rutas largas. Resultaba una odisea. Para finales del siglo XIX parte de la transportación de productos de la región hacia afuera, se hizo por la vía fluvial, gracias al emprendedor don Fernando Delgado quien forma la Compañía "Estrella
Roja del Orinoco" integrada por seis vapores: "El Guanare, el Socorro, el Apure, el Masparro, el Delta y la Alianza". El Delta y la Alianza navegan de Ciudad Bolívar a Trinidad y los demás desde Bolívar hasta Puerto Nutrias, el Socorro y el Guanare, alcanzaron llegar a San Lorenzo sobre el Portuguesa, donde en una ocasión descargaron los tubos para el acueducto de Guanare (1891).2 También atracaron en Guerrilandia sobre el Guanare.

El resto del abastecimiento por esta vía se hacía en bongos. Inclusive transporte de pasajeros, cuando los ríos eran caminos obligados. listo de los vapores no pasó a ser una intento, una audacia de su creador.

Con inventivas cómo esta de los vapores, los hombres emprendedores, pioneros, no desperdiciaron oportunidades para brindar lo que fuese necesario en favor del progreso, mientras tanto, Guanare sigue siendo pueblo apacible, de distracciones sencillas, los menores con sus juegos tradicionales, de trompo, papagayo, corozo, pares o nones, del escondite, de los aguinaldos, de los huevos de gallina más resistentes, los adultos con sus competencias en los toros coleados, las riñas de gallos, las cintas, los bailes, la gente por lo general siempre estaba en casa, las faenas eran agotadoras, las exigencias muchas, la prole numerosa, la situación comprometida, tener casas humildes, mobiliario escaso y sencillo, por eso el traje tenía que ser del mismo tenor, predominaban bucles, muselina, las cretonas y telas de algodón para las damas; driles especialmente caqui para los caballeros, tejido aguantador, para el liquiliqui había telas mejores: casimir, cuando repicaban muy duro, sobre todo las gabardinas.

Zapatos de gamuza para el buen vestir de las damas, para el diario diferentes tipos de chinelas y alpargatas, inclusive las que venían de los pueblos altos: de "cocuiza". Los hombres botines de orejita, zappLto corte bajo, para la brega zapatos y polainas, además había otros tipos de telas que tenían otros usos como los géneros, liencillos, etc.

Las almohadas se hacían en casa, rellenas con bolso traído de San Nicolás; las motas para empolvarse las damas se confeccionaban con la plumilla que la pata deja caer en el nido, en las casas se fabricaba el pan de tunja, el pan de trigo, el casabe, cuando se sacrificaban cochinos se le avisaba al pueblo colocando, en una parte bien visible de la casa, una bandera blanca; había las personas afamadas en la fabricación de dulces, de empanadas, de quesos, de las exquisiteces culinarias, dígame el mondongo de patitas de cochino de Teresa Esteves, para la época la costumbre era hacer dos comidas: desayuno, 10 de la mañana, comida completa: —carne, caraotas, cochino, queso, arepas, café con leche—, almuerzo a 4 p.m. —hervido de res o gallina, granos, arroz, plátano, tajadas, queso, asado, arepa, leche, café.

No existían distracciones colectivas a menos que llegara alguna compañía, como ocurría algunas veces, francamente mediocre, payasos, maromas, chistes, o que apareciera una vez que otras un personaje con el cinematógrafo como don Pascual de Lucas, que venía de Trujillo con películas silentes que casi no se apreciaban lo que ocurría en la pantalla y se soportaba, por lo mismo, y cuándo se preguntaba qué pasa, nos contestaba "tempestad en altar mar", esto debido a muchos saltos de la cinta, otras veces, sólo un enrojecimiento de la pantalla y al averiguar, la respuesta era, incendio de Roma, etc.; tolerancia por la, necesidad de estar en algo.

Después los emprendedores pusieron el cine local "Cine Guanare" una media agua de cinc y el resto del local al aire libre, el progresista don Ricardo Mago para entusiasmar la clientela se pasa el día antes pruebas de la espectacular película del oeste americano, trompadas y tiros de los héroes del celuloide —Juan Centella, Jim Mae Coy, El Llanero Solitario—. La familia que quería asistir a la película temprano mandaba sus sillas, las cuales eran, amarradas con un mecate por el amanuense, en la noche se verá desfilar la gente con su silla al hombro para el cinematógrafo. Qué pueblo y sus costumbres y diversiones. Guanare de la década del 30, con sus misas de aguinaldo a las cinco de la mañana, las romerías y deleitarse con el café recién colado y las crepitas dulces o saladas. Con sus piadosas Semana Santa, derroche de fe, de arte, de paciencia y de verdadero recogimiento ante tantos hechos de dolor bien representados, en figuras de arte admirable. Guanare, pueblo pequeño, tranquilo, familiar, de vida apacible del chupulún y la alpargata de la escuelita de Las Peraza del Pozo de Las Cuevas, el Ceferinero, del ramanso de Medero y Quebrada de Las Piedras, del ordeño en las casas, de la leña como único combustible para el fogón de tres topias, del caballo, mula, burro en el pesebre, utilizados para transportarse o realizar paseos o acarrear cargas, de las pulperías donde se expende de todo, alimentos para los humanos, para los animales, leña, aperos, vasos de cama, carne seca y hasta medicamentos.

En medio de tantas fallas habidas, estaba la cultura, se mantuvo el único centro en la región —Liceo San Luis Gonzaga—; se editaron periódicos: El Rehabilitador, El Llanero, El Bolivariano, El Ideal, Ecos Aulares. Cuando está en plenitud el Internado Bolívar, acreditado, nacionalmente ente pero sobre todo, en la región de los llanos occidentales, semillero del Colegio Federal, gracias a ese abnegado educador don Jesús Alvarado Nuñez. Entre sus discípulos se cuentan hombres destacados en la ciencia, la literatura, en la política, fue un ganadero integral, respetuoso y respetado como ciudadano y educador, Guanare le debe mucho aún, no se le ha reconocido su valioso aporte en este orden.

Hablar hoy de la fauna y la flora de Guanare, es provocarse una conmoción espiritual, por la forma en que han sido tratados estos recursos naturales renovables en nuestro medio, hoy sólo quedan los nombres vacíos y el recuerdo de ellos.

(1) Oviedo y Baños. Historia de Venezuela, pág. 605.
(2) Pedro José Muñoz. Crónicas de Guanare. pág. 35.


Referencia

Gómez Alvarez, Alfredo. 1991. Pequeña historia de la Ciudad de Guanare. Edición del Congreso de la República Conmemorativas del cuatricentenario de Guanare. Caracas Noviembre 1991. pp. 11 y 20.

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