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"La historia está presente y nos rodea en todas las horas, porque no es otra cosa que la vida” Arturo Uslar Pietri

sábado, 26 de octubre de 2013

Deportes

Práctica metódica de ejercicio físico.

En realidad fuera del sabaneo, del lazo y manea como
faenas llaneras, así como el coleo, las carreras de cintas y otras actividades que se realizaban a caballo, francamente no había deporte en estos pueblos, además de ciertas habilidades manuales como el juego de trompo, de papagayo, la natación en los ríos y quebradas que no se practicaba con absoluta regularidad. Esto quiere decir que no se tenía el deporte como una práctica necesaria, Como ejercicio indispensable para conservo: mejor la salud física y mental del sujeto, ni como disciplina organizada.

Fue a finales del año 36 cuando los padres Jesuitas Misioneros llegados a Guanare comenzaron a despertar interés por el baloncesto, football, luego llegó y se encendió la fiebre por el béisbol lo cual dio origen a la constitución de dos aguerridos equipos, el de azul y blanco que recibe el nombre de "Águilas, B.B.C. y de rojo el Cardenales, B.B.C." de manera que el actual equipo larense tuvo su precursor en Guanare, con la formidable divisa de Cardenales del doctor Antonio Delgado lozano, que conjuntamente con su hermano Nemerio Delgado Lozano, que era el Presidente del Águila sembraron el entusiasmo en esta actividad deportiva allá en el Guanare de escasa población que apenas se asomaba a los dos mil habitantes. Fue algo sorprendente lo ocurrido a nuestro medio con este deporte, en primer lugar campos improvisados por los mismos protagonistas en donde, se jugaba con pelotas de fabricación casera, trapo, luego la de mejor confección, bates también rudimentarios, guantes de lona y uno que otro de legítima procedencia; como quiera que el campo, era un lugar en la sabana, las posibilidades de pérdida de la pelota sobraban, se admitía el ingreso de cualquiera a la hora de formar los grupos si aceptaba jugar la posición de que se le asignara pero con la "mano pelada% lo cual desde luego se agradecía, pues los pocos útiles le eran concedidos a las estrellas consagradas, que se estimaban indispensables para ganar, bueno, fue así como se comenzó a practicar esta disciplina en nuestro medio y como hemos dicho dio origen a dos novenas muy aguerridas.

Águilas y Cardenales, una afición que rayó en fanatismo lo cual sirvió de marco para grandes disputas, diferencias y hasta distanciamientos, por la encendida pasión de algunos grupos. Posteriormente hubo mejores campos, que brindaban algunas comodidades a la afición, mejores equipos, mejores peloteros, mejores entrenadores, es decir, que todo cambió y mejoró notablemente, pero de que hubo pioneros que abrieron y despejaron caminos, es algo indiscutible.

En cambio con el fútbol no se logra lo mismo, no obstante ser el que despertó esta afición por ser el deporte favorito de los padres jesuitas entre los cuales destacó por su gran entusiasmo el padre Ángulo.

Las carreras de cintas, que consistían en colocar una cuerda de lado a la de la calle, en la cual iban enrolladas unas cintas de variados colores que terminaban en una pequeña argolla por donde debía introducirse un pequeño trozo de madera para adueñarse de ella, lo cual debía realizarse a caballo o en burro según la categoría, en plena carrera y en medio del vocerío que vitoreaba y se desbordaba del éxito o fracaso del o los ejecutantes.

Otro de los deportes populares propios de la época fueron los llamados bolos, hoy desaparecidos, que consistían en un callejón angosto cerrado en su extremo por grueso madero denominado "Matacho" frente al cual se colocaban tres trozos de madera bien labrados que se llamaban "Muñecos" el del centro "La Mocha" al ser derribados valía 12 puntos, los laterales 6 puntos, cosa que debía hacerse con una bola, era prácticamente un primitivo boliche con solo tres "Muñecos" se permitía la apuesta de dinero, así, si el primer jugador tumbaba sus seis, para dos bolívares, pongamos como ejemplo, el segundo replicaba mato y pongo para cuatro bolívares, lo cual quería decir que cuando uno de estos maderos o muñecos por el impacto de la bola era tirado del otro lado del "Matacho" valía el doble, si eran los laterales que tenian valor de seis pasaban a valer 12 y si era la mocha 24 puntos, este juego congregaba en estos lugares a grupos de personas del sexo masculino, hombres del pueblo y del campo, los dueños de los lugares cobraban su porcentaje para mantener el lugar, pagar el encargado de parar los muñecos o maderos en sus sitios y desde luego para ganancia del negocio que también expendía bebidas refrescantes y alcohólicas, además se permitía la venta de ciertas comidas, especialmente empanadas y algunos comestibles dulces, como las conservas de coco y otras golosinas.

Hablando de deportes no se puede olvidar la gran afición por los toros coleados, que se practicaban en plenas calles de la ciudad para lo cual era indispensable cerrar las bocacalles con talanqueras y realizar la faena en la propia calle, sirviendo de cómodas tribunas, las ventanas de las casas incluidas en el espacio escogido y las talanqueras levantadas en las esquinas.

Referencia

Gómez Alvarez, Alfredo. 1991. Pequeña historia de la Ciudad de Guanare. Edición del Congreso de la República Conmemorativas del cuatricentenario de Guanare. Caracas Noviembre 1991. pp. 27 y 29.

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