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"La historia está presente y nos rodea en todas las horas, porque no es otra cosa que la vida” Arturo Uslar Pietri

miércoles, 30 de septiembre de 2020

Trovas de travesías: ALIRIO GÁMEZ ARIZA

Trovas de travesías


ALIRIO GÁMEZ ARIZA: catedrático de envergadura, sindicalista, bohemio de corazón y 
Buen tercio con palabra de gallero.
El año 1974, al llegar al Liceo Unda, ya en la Avenida del mismo nombre, a cursar el primer año Ciclo Diversificado en la especialidad de Humanidades, poco a poco fuimos conociendo a nuestros profesores: Rafael Gavidia en sociología, George Shaine en francés, el padre Damas Damas y más tarde otro padre: Adolfo Sanabria en latín; Salomón Carrasco en matemática, Pedro Gómez Calderón en psicología y luego en filosofía, el Bachiller Rodríguez Lara en Historia del arte, Valentín Muñoz, el popular “Pato coqueto” en inglés, José Córdova Pacheco en castellano y literatura y Alirio Gámez Ariza, primero en historia contemporánea de Venezuela y luego en geografía económica de Venezuela.
Córdova y Alirio olían todavía a paraninfo, pues estaban recién egresados, el primero del Instituto Pedagógico de Barquisimeto, y el segundo, si no yerro, de la Universidad de Los andes como Licenciado en Educación Mención Geografía e Historia. Alirio venía saturado de conocimientos y teorías izquierdosas de las que absorbían los jóvenes de la época en los pensa de estudios, atiborrados de esa utopía ideológica llamada marxismo y sus planteamientos económicos, con autores como Martha Harneker, Federico Brito Figueroa, Héctor Silva Michelena, y por supuesto, El Capital de Carlos Marx. Alirio era un ñángara tardío, con una firme posición de hombre de izquierda que se le notaba en la excelencia verbal de su cátedra; además simpatizante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) liderado para ese tiempo por Martín Rodríguez y Ezequiel Travieso (presidente del Centro de Estudiantes del liceo Unda).
Todo el alumnado de ambas secciones de Humanidades se sorprendió al ver aquel gigante de dos metros de estatura, delgado, algo encorvado, catire de cabellos y bigotón amarillo, el bigote más ocre por el consumo del cigarrillo. Al escuchar sus lecciones, con suma seriedad, así como su sequedad sincera para reclamarnos cualquier desavenencia académica, perecía un tipo repugnante, al estilo dictatorial de Juan Vicente Gómez, pero al tratarlo fuera del aula era otro Alirio: sonriente, conversador y atento al diálogo. Una vez en el bar “Llano Adentro” de Guanare, en compañía de mi amigo condiscípulo y paisano Ezequiel Travieso, nos confesó que sus apellidos descendían de Píritu, pero que él había nacido en Acarigua. Entonces me recordé de un llanerazo que transportaba ganado en una jaula llamado José Gámez, y le pregunté si lo conocía, y me dijo: “Ese es mi papá, y mi abuelo era Valentín Ariza.



Alirio debe haber nacido en 1947 o 48 en Acarigua, en el seno del hogar de José Gámez y Bertha Ariza (piriteños). Estudió en el liceo José Antonio Páez y luego se graduó –creo que en la ULA Mérida-. El apellido Ariza es de renombre en el municipio Esteller. Su abuelo otro gigantón, llanerazo de a caballo y hombre resuelto, fue en tiempos de Pérez Jiménez presidente del ayuntamiento del entonces distrito Esteller. Alirio heredó esa parte genética de su abuelo, por la estatura, rasgos físicos y reciedumbre en su personalidad, y muy poco que ver con el espíritu sumamente humorístico de su padre José Gámez quien viajó mucho a mi pueblo Guanarito comprando ganado.
Años después de ser su alumno, nos topamos en el mismo liceo cuando cumplí allí labores de profesor suplente de mi amiga Virginia Rojas en Historia y en Filosofía. Entonces le leí un poema que Graterolacho le dedica a su abuelo materno. Esta lectura lo remontó a la infancia y recordó a su abuelo, fallecido en 1967:

Valentín el que cruzaba
el rumbo de los luceros
con la madrugada herida
por el silbo de los muertos
y enlazaba con su soga
el toro portugueseño.
El que en las fiestas de octubre
montando un caballo negro
dejaba el toro más grande
patas arriba en el suelo
y se acercaba hasta el palco
para recibir el premio:
una sonrisa bonita,
siete cintas en el pecho
y dos ojos cristalinos
como gotas de aguacero.

Este profesional de la docencia fue además un connotado gremialista, cualidades que demostró en su paso por la Federación Nacional de Trabajadores de la Educación de Venezuela. Formó parte, por poco tiempo, del tren ejecutivo del gobierno de la profesora Antonia Muñoz.
Pero hay algo muy significativo en su vida personal: fue la faceta de un hombre libérrimo, bohemio y amigo de la nocturnidad, los zumos de Baco, las diversiones de mesa como el dominó, y los juegos de envite y azar, demostrando ser “Buen Tercio” en el ajiley, y ampliamente aficionado a la riña de gallos, atendiendo a la buena ley… ¡Palabra de gallero!. Al respecto afirma su gran amigo Carlos Jiménez Gutiérrez por Facebook:
“Definitivamente el covid no nos deja salir de una mala noticia para recibir otra, hoy le tocó a mi amigo del alma Alirio Gámez, con quien tuve el honor de recorrer el país de gallera, en gallera, hoy me embarga la tristeza al perder un fiel amigo, descansa en Paz mi viejo, te recordaré siempre, mañana cuando no me llames o no pueda llamarte te voy a extrañar, gracias Alirio por tu amistad sincera”
En cuanto a los otros juegos afirma otro buen tercio, buena copa y mejor amigo Moisés Omar Reyes, también por Facebook:
“¡Qué vaina… Las malas noticias no nos quieren dar tregua, no terminamos de despedir a un amigo, cuando se nos anuncia la partida de otro. En horas de la tarde, se nos informa que Alirio Gámez, el profesor, el jugador, el amigo, el compañero de correrías juveniles, terminó perdiendo la batalla contra el implacable covid. Su deseo de vivir era tanto qué soportó con estoicidad su permanencia en las precarias instalaciones de nuestro principal centro de salud. Al final dios impuso su voluntad y nuestro compañero de aulas liceísta y universitarias emprendió su vuelo a la eternidad. El zurdo Manuel, ya tiene compañero en el cielo para la partida de dominó. Ambos solían hacer pareja en este deporte que los apasionó desde niños. Manuel, partió unos días antes para estudiar los contendientes. Adiós amigo. Utilizo las mismas palabras conque me despedí de Manuel: cuando el creador lo disponga nos volveremos a encontrar”.
Amigo Alirio. No nos queda más que desear que hoy estés en los predios celestiales disfrutando del descanso eterno. La luz perpetua ilumine tu memoria… ¡PER SECULA SECULORUM! 

FOTOS:
1. Alirio el familiar.
2. ¡Palabra de gallero!
3. Alirio el hombre sencillo