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"La historia está presente y nos rodea en todas las horas, porque no es otra cosa que la vida” Arturo Uslar Pietri

viernes, 18 de octubre de 2013

Discurso conmemorativo de los 400 años de Guanare en el Congreso de la República Dr. Cipriano Heredia Angulo.

DISCURSO DE ORDEN
EN EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA

Caracas 31 de octubre de 1991

Dr. Cipriano Heredia Angulo

EL PRESIDENTE.— Se designa una comisión integrada por la senadora Sonia Sgambatti y los diputados Luis Manuel Esculpí y Ramón Guillermo Aveledo, para que se sirvan conducir al Orador de Orden, Cipriano Heredia Angulo, hasta la Tribuna de Honor.

(La comisión cumple su cometido).
Ciudadano Presidente de la República
Ciudadano Presidente del Congreso de la República
Ciudadano Presidente Encargado de la Cámara de Diputados Ciudadano Presidente y demás colegas magistrados de la Corte Suprema de Justicia
Ciudadano ex Presidente de la República, doctor Rafael Caldera Ciudadano ex Presidente de la República, doctor Luis Herrera Campins
Ciudadano Ministro de Estado para las relaciones entre el Ejecutivo Nacional y el Congreso de la República
Ciudadano ex Presidente de la Junta de Gobierno Vicealmirante Wolfgang Larrazábal
Honorables Senadores, honorables Diputados
Ciudadanos Ministros del Despacho
Ciudadano Gobernador y demás autoridades regionales, civiles, eclesiásticas y militares del Estado Portuguesa
Ciudadanos Representantes de las Academias Nacionales
Señores Representantes de las Universidades Nacionales
Ciudadanos Presidentes de Institutos Autónomos
Invitados Especiales
Representantes de los Medios de Comunicación Social

Guanare Siempre

Señoras y Señores:

Con emoción filial os digo ¡Salve, ciudad querida! Desde esta tribuna de honor que hoy me brinda el Congreso de la República, y que yo antes ocupara en mi ya lejana actividad parlamentaria; y hoy, porque Justamente se conmemora mediante este acto el Cuarto Centenario de tu gloriosa fundación. Si, de la fundación de una ciudad como Guanare, con pasado de gloria, con digno presente y con un futuro promisor.

Así lo testimonia el hecho de que a esta conmemoración se hayan unido organismos públicos y privados y muchas individualidades, con el objeto de hacer más condigna la celebración de esta efemérides. Así lo testimonio en nombre de la Junta Nacional Cuatricentenaria que me honro en presidir, conjuntamente con los distinguidos coterráneos doctores Gonzalo Barrios y Luis Herrera Campins, ambos miembros de este Alto Cuerpo deliberante.

Quiero en este momento liminar de mis palabras, hacer énfasis en el valor del sentimiento de afecto hacia la tierra nativa. Algunos han tenido el decir de que este sentimiento es algo como parroquialismo, es limitante, cuando en verdad se trata del más caro de los sentimientos porque encierra lo más puro del recuerdo y lo más limpio de las añoranzas.

Esta es la razón fundamental de que el sentimiento de afecto a la tierra nativa, más bien constituye un elemento que motiva el progreso, que estimula el desarrollo, cuando aquel no se utiliza para alimentar rivalidades, sino para sostener reivindicaciones y plantear elementos fundamentales para el desarrollo de las regiones y de todo el país. Y así lo digo, porque creo que nunca como ahora es más oportuna la cita de don Miguel de Unamuno cuando dijo: "Queriendo la Patria chica se quiere la Patria grande y con ella al mundo".

Ahí está un principio de la solidaridad humana, allí está la explicación de la razón fundamental de la vinculación del hombre con su raíz telúrica. La explicación de la vinculación del hombre con su tierra, la de los primeros afectos, la de los primeros cariños, la del amor de los padres, la de los juegos y compañías de la infancia, la de la mirada furtiva de los primeros amores, y la de lo recóndito de la fe enseñada. Ese es el mismo sentimiento que por algo se unía en la tradición, y nos explica que en la antigüedad los lugares tuvieran sus propios que eran los Dioses lares.

Esa vinculación, ese afecto hacia el lugar del nacimiento, hacia los lugares del contacto del hombre con los seres y las cosas que primariamente le han rodeado, muy bien lo encontramos en Simón Bolívar cuando prodigo a Caracas todo su afecto y dijo  "que a ella todo lo debía y que por ella todo lo haría". El mismo sentimiento de don Andrés Bello, cuando desde las lejanías evocara el curso cantarino del Anauco y del Catuche. El mismo sentimiento de Baralt cuando evoca su "tierra del sol amada"; el de Andrés Eloy Blanco de su Cumaná de "sal y espuma"; el de Lazo Martí cuando al nativo en alero ajeno le dice "es tiempo de que vuelvas, es tiempo de que tornes".

Esa es la razón, señores, por las cuales nosotros nos encontramos en medio de ustedes, en medio de tan distinguida y selecta concurrencia, especialmente caracterizada por la presencia de los parlamentarios del país, que constituye un poder fundamental en la estructura constitucional de la República, tanto como lo constituye el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial al cual me honro en pertenecer.


Cap. Juan Fernadez de León
Esa razón, señores, nos lleva a evocar en estos momentos mi nativa tierra, la tierra de Guanare, la que se bautizara un día con el nombre de Valle de San Juan de Guanaguanare del Espíritu Santo. Es la misma ciudad, señores, que fundara Juan Fernández de León el 3 de noviembre de 1591, en expedición que había partido de El Tocuyo, porque bien consideraba el Gobierno de don Diego de Osorio, que ya era necesario ir poblando, conquistando, colonizando la llanura, porque hasta entonces la colonización se había detenido en algunos lugares de la mar como Cubagua, de la Costa, desde Cumaná hasta Maracaibo, del Centro y de los Andes del país. Pero no se había descendido a la llanura, no se había ido a clavar la cruz y la espada que caracterizaba la gran fusión de poder de entonces, en esa gran inmensidad que por algo tiene el color de la esperanza.

Señores, esa expedición bajó de la matriz ciudad de El Tocuyo, de donde también habían salido las expediciones fundadoras de Caracas, de Barquisimeto y de otras ciudades. Bajó hacia la llanura por la Serranía de Catafaca, hoy La Raya, y San José de la Montaña y otros lugares, hasta llegar al Río Portuguesa en donde un accidente completamente aciago determinó y cambió el curso de la historia regional. Una lusitana expedicionaria pereció por sumersión en las aguas del Río Timire de los aborígenes y desde entonces a aquel río se le dio el nombre de La Portuguesa, nombre que luego se extendió a la comarca, más tarde a la provincia cuando ésta fue creada, y luego a nuestro nativo Estado Portuguesa. Y es justamente el río que abraza toda la comunidad llanera, porque atraviesa Portuguesa, entra a Barinas, atraviesa Cojedes, se viene al Guárico y viene a traerle su tributo de aguas al Apure, justamente frente a San Fernando.

Cuando esa expedición encabezada por el capitán
Río Guanare al fondo la Sierra de Portuguesa
portugués Juan Fernández de León, cuestionado de suyo desde el primer momento por el hecho mismo de su nacionalidad, aunque él proclamara ser nativo de Portugal pero criado y formado en Cádiz, es la expedición que va buscando los sitios que llamaban entonces de Caranaca y Los Cerrillos; y así se penetra ya en tierra que es hoy Portuguesa, hasta el lugar llamado La Mesa de Cavacas inmediato y comprendido hoy dentro de nuestra ciudad, en donde fundan a Guanaguanare del Espíritu Santo. Y justamente la asientan en las orillas del Río Guanaguanare, apocopado luego por Guanare, seguramente para que tuviera siempre la provisión de agua, cuando éste ha sido el suplicio de siglos de la ciudad.

Representación de la fundación de Guanare

Lógicamente que el conquistador le da cumplimiento lo mismo que el colonizador a todos los ritos y a todas las ceremonias que imponen las leyes de España, y allí Juan Fernández de León, en una forma solemne, levantando el Acta respectiva como no la tienen muchas ciudades de América, queda estampada la fundación de Guanare, que no ha necesitado artilugios históricos para determinarse cuando nació, cuando se le fundó. Pues bien, sentado así este principio, nos encontramos conque de una vez allí se constituye la autoridad municipal como es el Cabildo, la justicia real, el Juez de comiso, el Teniente del Rey. No faltaba,ninguna autoridad y menos podía faltar la autoridad eclesiástica que estaba presidiendo desde la Corona de Castilla todo el proceso de colonización de América.

Luego, sencillamente señores, van a tener su encuentro inmediato con los aborígenes que allí se encontraban. Muchos de ellos se desplazaban hacia diversas regiones del país, huyen al norte, hacia las montañas que hoy colindan con los hoy Estados Lara y Trujillo. Otros penetran hacia el fondo de los Llanos, quizás buscando aquella vieja ruta que habían seguido los Bélzares de Hamburgo con Jorge Spira y Nicolás de Federman, cuando en 1.530 llegaron a las riberas del Río Acarigua y por ahí se desplazaron hasta el fondo de los Llanos, como muy bien lo describe en su magnífica elegía don Juan de Castellanos.

Señores, ahí tropiezan de una vez, ahí ocurre el enfrentamiento de aquellos hombres que vienen con la espada, con los arcabuces en la mano y los indios que sólo tienen la provisión de sus flechas. Se encuentran con las tribus de Guamonteyes, pertenecientes a Jiraharas y Caribes, también con las tribus de los Coyones y finalmente con las de los Cospes y los Coromotos que habían venido del occidente de la Nación. Y, como para agregar algo más a todo este proceso de significación histórica, se les va a agregar en el proceso de la colonización una improvisada capitana también que es la Virgen de Coromoto, aparecida en un bohío en esa región y que atrae al Cacique a la fe cristiana.

Configurado así ese cuadro nos encontramos con que viene allí a fundarse una ciudad en el lugar que hoy ocupa la ciudad de Guanare, que no es una ciudad grecolatina como aquellas que magistralmente describe Fustél de Culangés. No es una ciudad virreinal de las que existen en nuestro Continente, es sencillamente una ciudad española enclavada en el corazón de los Llanos; y no en el corazón de los Llanos propiamente dichos sino a la cabeza de los Llanos y al pie de los Andes, como un abrazo de piedra para estrechar por siempre esas dos grandes porciones de nuestra geografía.

Guanare seguidamente se puebla de familias españolas y por eso nos encontramos conque se destacan tanto, se acumulan, inclusive los catalanes formando su propia calle con los Pou a la cabeza; y luego los vascos con los Oráa, los Alzuru, los Balda, los Macías, los Ariza, los Bastarrachea, los Olaechea y tantos otros. Esa es la formación étnica que tiene aquella ciudad; y también algunos lusitanos que se quedaron en la región como el alcalde don Domingo de Mederos y el propio fundador Juan Fernández de León cuyos huesos reposan en tierra guanareña.

En esa misma región van a comenzar a levantarse grandes edificas, ellos son, sobre todo, hechos positivos, porque no todo en la conquista es la leyenda negra, hay una parte también que es la leyenda, o como dijera Rufino Blanco Fombona en su obra "El Conquistador Español del Siglo XVI", que hemos convenido en gran parte historiadores en reconciliarnos mucho con la Patria fundadora.

En efecto, esa huella de España no puede considerarse nunca desapercibida, no podemos marginarla, y ¿cuál es esa España que ha venido a fundarnos, a colonizarnos y estrecharnos en sus brazos? Es la España cruel y la España bondadosa, es la España de la Inquisición, la España de los castigos bárbaros, la España también de Cervantes con el caballero idealista y con Sancho pragmático. Es la España de Lope de Vega, es la España de Calderón de la Barca, es la España de tantos y tantos hombres de gloria, es la España de los crueles Encomenderos y también la España de la dulce bondad de las Expediciones Capuchinas. Esa es la misma España de los Monarcas, tan notables como Carlos III que nos dio identidad y nos elevó a Capitanía General; como Felipe II que le dio brillo al Imperio y extendió el dominio de España a todos los mares; y la de Fernando VII despótico, contra el cual se levantaron estos países en su acción emancipadora. Pero también es la España que para nosotros significa más todavía con Francisco de Vittoria, quien proclama el derecho que tenían nuestros aborígenes como dueños legítimos de esta tierra porque ellos eran sus primitivos ocupantes.

En esa región de Portuguesa a la cual hoy me vengo refiriendo, van a desarrollarse también los comienzos de la ganadería y de la agricultura en una forma sensible, y más sensible aun cuando se establece la Compañía Guipuzcoana, que justamente tiene su sede en Guanare y allá está todavía testimoniando esto ante los siglos, la fastuosa mansión en donde estaba la casa principal de esa Compañía; y de esa Compañía eran sufragáneas de la sede de Guanare todas las demás factorías de la Compañía Guipuzcoana, desde el Yaracuy hasta Guasdualito. El cultivo del tabaco, el cultivo de añil, el comercio de los cueros de res, esos eran de aquel monopolio de la Compañía, que en gran parte vino a sernos favorable, porque despertó tanto el odio de los mantuanos que esto los precipitó quizás, en gran parte a lanzarse a la causa de la independencia.

Sí, esa es la Guanare que se aboca al proceso de la Independencia, y que aquí está presente con José Vicente de Unda cuando éste, no obstante su condición de clérigo, firma el Acta de la Independencia haciéndolo constar expresamente. Es sencillamente un levita criollo, que cree por sobre todo en el Dios de la libertad y que no cree en más corona que la de su propia Iglesia.

Eso es sencillamente, señores, lo que ocurre en esta circunstancia. Se ha firmado el Acta de la Independencia. Guanare en gran parte se adhiere a ella y está representado en este caso por Unda; pero también hay un poderoso grupo de realistas, porque eran familias provenientes  de España, arraigadas acá con las convicciones de España y que seguían defendiendo la causa de su credo y de su Rey. Por eso se presenta un movimiento contrarrevolucionario muy enseguida, apenas el año 12, y tiene que ir don José Francisco Olaechea a buscar auxilio a Barinas para dominar la insurrección que en Guanare se habría descubierto.

Cuando esto ocurre, ya viene pronto la detención de
Casa de Los Unda. Actual Museo de Guanare
Unda y de su hermano José 
Antonio, porque no sólo el Obispo fue prócer, es toda una familia de siete hermanos, todos de actuación procera, en el campo civil, en el campo militar, y desde la cátedra fundadora de las luces de la República. Allí está Unda preso, traído a Valencia junto con su hermano José Antonio y salvado del suplicio definitivo sólo por una bondadosa decisión del Regente Heredia, a la cabeza de la Audiencia de Caracas, esa noble Institución. predecesora en lo antiguo de la siempre respetable Corte Suprema de Justicia de hoy.

Señores, cuando Bolívar llena a Guanare en el medio
Arca de los reales estancos. Museo de la Ciudad de Guanare
día canicular del l de julio de 1813 vienen frescos todas la tinta roja del Decreto de Trujillo y los laureles  de Niquitao. En Guanare encuentra la mejor acogida, y también en el orden material, toma posesión de doscientos mil pesos que están en los arcones reales, que provienen de las arcas del enemigo, además de numerosas mercancías que le han sido de gran utilidad v son de un efecto decisivo en la Campaña Admirable como él mismo le dice a José Félix Ribas en su carta. Permanece allí con su Cuartel General durante unos días, hay plena actividad y ahí se asciende a Comandante a aquel  joven oficial zuliano llamado Rafael Urdaneta. Se desplaza a Barinas, regresa a Guanare al cabo de seis días y vuelve a establecer su Cuartel General, desde ahí expide numerosas correspondencias entre ella una muy valiosa para el señor de Peñalver, y así cuando ha permanecido unos días sigue Bolívar su marcha  hacia el Centro hacia la consagraciòn definitiva en esta ciudad que le va a dar el titulo de "Libertador".


Pero viene entonces algo extraordinario. El año 1821 va Bolívar a tener de nuevo Cuartel General en Guanare, y es allí donde convoca con los gloriosos ejércitos de Apure, y adonde Páez se desplaza, pero cuando llega ya el Libertador ha marchado hacia Araure y hacia San Carlos en donde lo espera, para ir juntos a la definitiva gloria de Carabobo. Pero en Carabobo está también presente la ciudad de Guanare, porque el jefe del Estado Mayor de Páez es el coronel guanareño Miguel Antonio Vásquez, por cierto primer Gobernador Militar de Caracas en 1822.

También fueron nativos los próceres Luque, Escalona, los Castejón, Rodríguez, Abreu, Márquez, entre otros.

Esa es la situación, señores, pero en 1821 cuando ya han triunfado las armas en Carabobo, se piensa que la emancipación no ha sido únicamente para destronar aquí el poder monárquico, no para sustituir un despotismo por el otro; es necesario sembrar la simiente de la cultura, es necesario llevar las luces del entendimiento hacia las clases populares. Eso lo interpreta Unda, y como él, a quien también reverenciamos en este acto, ha cultivado la amistad con el Libertador y le plantea la necesidad de instaurar un colegio, un colegio de secundaria como no existía en el país. Porque a Guanare le asisten circunstancias especiales en tres momentos trascendentes de la República: Cuando se firma el Acta de la Independencia, en que lo hace el único clérigo que a ella se adhiere; cuando en ella se funda el primer colegio de enseñanza secundaria en Venezuela en 1825; y luego, cuando ella le da a la Patria una Patrona para su fe religiosa. Esa es la situación existente, y Unda, todavía levantadas las polvaredas de Carabobo,
Antiguo Convento Franciscano sede del
Colegio San Luis Gonzaga 1825
ya recuerda la promesa del colegio, y en 1825, estando Bolívar en la larga Campaña del Sur, expide Santander el Decreto creando aquella Casa de Estudios que después Unda bautiza con el nombre de "San Luis Gonzaga" por su adhesión a ese Santo de la Iglesia.


En tales circunstancias se produce, pues, el surgimiento de ese Centro de Enseñanza, único en el país en el orden secundario. Hasta entonces la enseñanza era impartida en las escuelas privadas y no había colegios públicos de enseñanza secundaria. Pero Unda une una circunstancia muy especial a su propósito, le da contornos de maestro de estos tiempos, y es bueno que lo tengan presente tanto ilustres elementos del magisterio, que aquí mismo asisten en estos momentos, Unda incorpora a la colectividad, le pide a Guanare entero que se haga parte del Colegio, crea una Junta de Representantes, de los padres de los estudiantes, les exige contribución y comienza por dar él el ejemplo, de poner su sueldo (cosa que, por cierto, no ha sido muy seguida por tantos educadores). En semejantes circunstancias comienza el Colegio, pero no puede comenzar el mismo año de 1825 ni 26 porque hay muchos tropiezos y la República apenas se va estructurando. Tenemos el Movimiento Separatista en ciernes y justamente Guanare también está presente en el Movimiento Separatista porque concurren otro Unda, el doctor José Francisco Unda y el señor Bartolomé Balda a firmar la Constitución de Valencia del año 30; y es más, cuando Páez se repliega sobre San Carlos, dejando en una, más o menos, aparente libertad, al Congreso de Valencia, designa como Jefe de todas las fuerzas de Occidente al héroe oriental Santiago Mariño y le fija como asiento de su Cuartel General la ciudad de Guanare. Desde ahí es de donde Mariño lanza aquella proclama inmensamente desafiante, para el Libertador, inmensamente autonomista, pero que la historia recoge como valioso documento.

Pero el colegio va a marchar, y el año 32, como el General José Antonio Páez tiene interés en la obra y como también son guanareños el Coronel Ramón Burgos, Gobernador de todo el Departamento del Orinoco, que hace su aporte al Colegio, y aquel General tan elevado en su rango que se llamó Miguel Guerrero, guanareño, Gobernador de Barinas, legislador en candidato a la Presidencia de Colombia y Jefe de Páez el año 16 en Apure. Todo ello concurre a que el Colegio inicie sus actividades, y el año 32 se abren las clases y entre los primeros alumnos están el doctor Miguel Oráa de proficua labor y el doctor Guillermo Tell Villegas, más tarde Jefe del Estado venezolano en 1870.

Señores, esos son títulos que va reuniendo una ciudad
Dr. José Vicente de Unda
y que no pueden desconocerse en el atropello de las cosas. En ese incesante andar conque hoy vemos muy a la carrera las páginas de la historia, sin detenernos, muchas veces ni un instante en los momentos más determinantes de sus glorias. Pues ahí, una vez iniciado el Colegio, Unda, además de señalar las obligaciones de los padres y de toda la colectividad respecto al Colegio, sienta un principio, que es el de que los alumnos deben, sobre todo, saber ser. Esto lo deja, quizás, como para un mensaje ante sus sucesores: Morales, Macías Anzola y Colmenares, y que no es una especulación ontológica, es saber ser, saber la función que realmente se tiene, que no se sea alumno solamente por estar inscrito, que no se sea profesional solamente por adquirir un título, sino que cada quien se valore a sí mismo, que sepa cumplir su función para que mañana no lleguen a menospreciarse ni tampoco en convertirse en ductores oficiosos de la opinión pública.


Así prosigue el Colegio en medio de vicisitudes, de calamidades de todo orden, intrigas hasta muy recientes, pero el Colegio se salva, en aquella época; se salva en manos de Unda, se salva en manos de sus sucesores y viene en este siglo a salvarse, por sobre todo, en las manos de Melitón Vargas y de Luis Fajardo Galeno.

Señores, ahí está la obra de este ilustre fundador, ahí está la obra preclara de un levita que no se detuvo en antiguallas, y que lo primero que declaró fue que aquel Colegio no podía ser únicamente para enseñar Gramática, Filosofía y Latín, sino que los alumnos tenían también que aprender canto, bailes y diversiones honestas. Todo ello constituye un valioso testimonio en la historia de esa ciudad.

Ahora, Guanare después va a vivir todas las vicisitudes propias de una nación que está permanentemente convulsionada en el mar aciago de las guerras fratricidas, las va a vivir extraordinariamente y así pasan los diversos períodos, hasta que llega aquel momento de hecatombe de la Guerra Federal. Dos veces es sitiada y atacada por Zamora sin lograr dominarla, sin lograr ocuparla, pero sí destruirla en gran parte, porque la ciudad en su mayor porción quedó reducida a escombros. Esa era la guerra, la guerra tremenda, la guerra aciaga, la guerra destructiva, no obstante que se hacía en nombre de principios muy hermosos que muchos no siguieron y que otros pisotearon. Entonces, la llamada "Atenas de los llanos" por Lisandro Alvarado; "La Hermosa y Floreciente Guanare" por Gil Fortoul, quedó reducida a escombros. Allí todo moría, allí con aquellos ataques a sangre y fuego todo perecía, perecía el ganado en las heredades, perecía la gente en las ciudades, perecía la esperanza, mejor dicho, en Guanare, o mismo que en Barinas, en aquella época luctuosa todo moría menos la muerte.

El estupor determinó gran éxodo de familias hacia cercanas  y remotas regiones del país.

Luego, Guanare va a tener un papel extraordinariamente singular también en este episodio guerrero, que tantas calamidades le habían deparado, y es que el Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente que surge del Tratado de Coche, es el ilustre guanareño doctor Eugenio Asisclo Rivera.

Luego, cuando viene la paz guzmancista en cierta forma y a pesar de las interferencias de tantas revoluciones, la ciudad adquiere de nuevo cierto desarrollo económico y social. En gran parte se debe a que se puso en auge la navegación fluvial, a que pequeños vapores comenzaron a surcar de nuevo nuestros grandes ríos, esos mismos ríos que hoy en los veranos surcan aquella tierra como lágrimas por un territorio desierto; y que luego, en las épocas pluviales arrasan con sembradíos, con vidas humanas, y siembran en sus riberas la soledad y la ruina.


General Ovidio Abreu
Así, con aquellos intervalos, con cierta lucidez en algunos momentos cuando los hombres se dan también al trabajo constructivo, Guanare se lleva en medio del adelanto y del atraso, en medio de un estancamiento más o menos general, y con ciertos fulgores de progreso en algunos instantes. En esas épocas el caudillismo postliberal, yergue en las manos de los Generales Quintero, Abreu, Batalla, Díaz Arana. Esos son los hombres del momento y cada uno de los cuales deja su huella.

Cuando concluye el pasado siglo, ese mismo Guanare que ya es capital del gran Estado Zamora, que comprende a Portuguesa, Barinas y Cojedes, que luego es capital del Estado Zamora al cual reduce Castro a Cojedes y Portuguesa, que es la capital de la Provincia de Portuguesa desde que la crea Monagas en 1851, ostenta en sus manos esos títulos y no ha dejado de serlo sino por algunos intervalos, pero sigue siendo por derecho propio la capital de esa región.


Nectario Maria en la búsqueda del lugar de la aparición
de la Virgen de Coromoto
No pueden olvidar los anales de Guanare la acción positiva del Hermano Nectario María.

Ahora, venido a la noche del Gomecismo, del Castrismo, sepultado el país bajo aquellas ominosas tiranías, Guanare naturalmente sufre esos colapsos, esos letargos. La ciudad decae. Además se agrega a la tiranía el paludismo y los caudillismos locales; pero, sin embargo, Guanare va a tener el privilegio de ser la única ciudad en el país que, no por efecto de invasiones ni otros actos, levanta un movimiento armado como es el que tiene lugar en las manos del
General José Rafael Gabaldón
General José Rafael Gabaldón, el 28 de abril de 1929. Y la ciudad Coromotana, a su Cura, el Padre Quintana, de balandrán raído, lo ve recorrer las calles empedradas auxiliando moribundos porque en esas calles empedradas y aledaños de esa ciudad quedaron más de cien cadáveres en la jornada bélica del 7 de mayo de 1929.


Igualmente, tiene Guanare el privilegio de que allí por primera vez se rindió un tributo público a un hombre verdaderamente notable, notable de verdad, don Rómulo Gallegos, cuando allí se instaló el Centro Cultural "Rómulo Gallegos" bajo la iniciativa y la
Alirio Ugarte Pelayo, Guanareño adoptivo hijo del Gral Gabaldon
Presidencia de nuestro malogrado amigo Alirio Ugarte Pelayo. Más tarde, la ciudad, ya dentro de este trajín democrático, comienza a vivir una era distinta. Le llegan ciertas inyecciones de progreso, le llegan ciertos aires de bienestar y se acentúan el saneamiento ambiental.


La ciudad, como todo el Llano, ha visto depredada su riqueza forestal. Los hombres han convertido la industria maderera en una industria meramente extractiva, de una riqueza completamente aparente, de un dinero que no creaba riqueza sino que la destruía. Sencillamente los hombres de esa industria estaban olvidando o nunca habían conocido las palabras sublimes de Tagore cuando dijo "Los árboles son los brazos que la tierra eleva al cielo en la búsqueda de Dios". Y más aún, porque estaban ignorando las frases apocalípticas del gran Vallejo, cundo dijo: "Un día la luna se detendrá en el cielo y en la selva sólo creerán las piedras".

Esa era sencillamente la realidad de aquellos medios, esa realidad de una ciudad que cuenta entre sus haberes haber dado tres Jefes de Estado a nuestro país: el General Juan Bautista García Colmenares, nativo de Guanare, dos veces encargado por largos períodos de la Presidencia en la era Guzmancista; el doctor Raimundo Andueza Palacios, orador ilustre, quien por derecho propio llegó a la Presidencia y desde allí tuvo muy buenos miramientos hacia su región nativa; y ya bajo la era gomecista el doctor Victorino Márquez Bustillos.

Pero señores, todo ello configura un panorama de
Felix Saturnino Angulo Ariza
grandeza, con el cual no solamente concurre Guanare a la historia nacional, sino que en todas las ramas del saber, en todas las actividades de la ciencia ha estado presente; y tan es así que, hay figuras de ella que bien la representan. Ahí está en el Periodismo, Leopoldo Landaeta; en el Derecho, Angulo Ariza; en el Humanismo, Miguel Zúñiga Cisneros; en la Medicina, Pedro Blanco Gásperi. Y no es de ahora solamente, de épocas contemporáneas, es que Guanare concurre a dejar sentada su presencia en la ciencia nacional, cuando allí nacen José María Unda, el fundador de los estudios de Ciencias Médicas en la Universidad de Mérida; Rafael Pino Pou el
Dr. Rafael Pino Pou
descubridor en Venezuela de la Fiebre Recurrente; y Juan Iturbe, en 1917, codescubridor del caracol de la Bilharzia y del primer caso de Leishmaniasis Cutánea en Venezuela.


Eso, señores, son valores permanentes, esas no son efímeras cosas, esos no son refulgimientos, esas no son circunstancias, esas son realidades, esos son títulos de gloria para la eternidad. Con estos elementos, señores, he querido dar una visión panorámica de lo que representa aquella ciudad, que no por ser mi nativa ciudad y la de mis mayores, la llevo dentro de mi afecto, sino porque realmente es un testimonio del valor permanente de Venezuela para todos los tiempos, para todas las circunstancias aún las más adversas, y en medio de todos los elementos de juicio.

Ese es el mismo Guanare que hoy levanta una bandera de refulgimiento, con el apoyo de corrientes inmigratorias, con la presencia de fuerzas del trabajo de todas partes, y sobre todo, con esos elementos que nunca han faltado entre sus seres que es el fervor nativo, la añoranza a aquella tierra, al estado de que aquí hay no menos de doce parlamentarios que son hijos o nietos de personas de Guanare, y siempre se consideran como nativos de aquella tierra.

Sencillamente, señores, quiero decirles, ya para finalizar, que esa misma ciudad que yace ahí, que tiene hoy una etapa de progreso señalado, porque hoy cuenta no con el viejo Colegio de Unda solamente, sino con muchos liceos, con muchas escuelas, aunque ella era la única ciudad del interior que tenía tres en 1700; que tiene dependencias universitarias, el Vicerrectorado de la Universidad de Los Llanos Occidentales; escuelas técnicas; y sobre todo una gran voluntad de trabajo. Esa es la ciudad que espera hoy que fuerzas de la industria, elementos del trabajo y del capital vayan aumentando cada día la explotación racional de sus riquezas; que vayan incrementado el valor social de la misma, tomando en cuenta las grandes necesidades de los sectores populares. Es la misma ciudad que espera que vayan a aumentar sus rebaños, acrecentar las extensiones de cultivo, ya que también en el campo agroindustrial ha comenzado a moverse, y son numerosas las empresas allí establecidas, inclusive hay tres centrales azucareros, para procesar la miel de sus cañamelares.


Caja de Agua de Guanare construida por el Ing Eleazar Urdaneta, hijo del prócer  Rafael Urdaneta
quien fue ascendido a General por Simón Bolívar en el año 1813 en Guanare. Nota el Ing. Luciano
Urdaneta, hermano de Eleazar, fue el precursor de los acueductos modernos en Venezuela 
Señores, no quiero concluir sin dejar de manifestar que Guanare entero, en medio de todo este panorama, confía también en que se cumplan las promesas legislativas y ejecutivas respecto a la obra cardinal de esa ciudad y de toda la región que es el Acueducto. (Aplausos). Por esa razón que ya presenció en ejecución el Obispo Martí en el 1777; por esa obra que decretó Andueza Palacio y la comenzó y avanzó considerablemente; por esa obra que tanto preocupó a muchos ilustres hombres y hasta un hijo de Rafael Urdaneta fue a trabajar en ella. Por esa obra que aun no concluye, porque es una ciudad mesopotámica, una ciudad ubicada entre dos caudalosos ríos, y que sin embargo, permanece sitibunda.

Ahora, esperemos que toda esa situación cambie, que se de el paso definitivo, y que Guanare no tenga que continuar aplacando con su llanto o condenando con su protesta cívica, su sed de siglos.

Buenos días.


CARACAS 31 DE OCTUBRE DE 1991


Referencias

Heredia Angulo, Cipriano.  1991. DISCURSO DE ORDEN EN EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA EL 31 DE OCTUBRE DE 1991. In Catalá, A. 1993. Anales del cuatricentenario de Guanare.


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