Pedro Pablo Linares
Compilador
Entre los pobladores de la región de Guanarito todavía se conserva esa leyenda que el Ateneo de Guanare inmortalizó junto a Dámaso Delgado pero que en ese proceso divulgativo sufrió transformaciones tal como se puede apreciar en el testimonio oral del cultor popular Vidal Colmenares quien afirma que antes no se hablaba del silbón sino del sinfin o Finfin "El nombre del silbón se lo ponen cuando el disco", fue grabada naturalmente.
"Yo, como muchos ya saben, viene aquí a Guanarito ya grande, pero antes de venir acá a Guanarito en mi terruño, que es Caño de Indio, a 100 Kms de acá, desde muy pequeño yo oía hablar del Silbón ese. Desde que tengo uso de razón.
Se decía que el nombre de él era Juaquin Flores, es lo que decían los viejos, y la forma de él llegar a convertirse en Silbón es por lo que mucho sucede, por lo renuente, por la pelea con los padres. El padre un día lo maltrata de palabra, lo regaña, entonces el se va al monte y recorta un chaparro y se lo trae al papá y le dice —tome papá— entonces el viejo agarra el chaparro y le dice él —quiébralo— llega y lo quiebra pero después se fue y le buscó una horqueta y le dijo —tome esta otra—, quiébrela! —entonces el viejo no pudo quebrarla y él le dice al viejo— El palo se endereza cuando está pequeño, después de grande no, usted ha debido hacer eso conmigo antes en este momento.
Ahí es cuando él mata al padre, y le saca los hígados y se los lleva para la casa pero cuando los está cocinando, en ese preciso momento, agarra la vieja,•su mamá y la mata también y los echa a cocinar pero ahí llega el hermano Juan y se da cuenta de lo que ha cometido y lo encuentra que está hirviendo los hígados y los hígados no se cocinan, entonces ahí es donde llega y le pega un chaparrazo con el mandador. Por eso es que él le tiene miedo al mandador y le bate la tapara de ají en la cabeza de suero, con que pensaba comerse la asadura de sus padres.
Llega y le bate la tapara por la cabeza y le asustó un perro que llamaban tureco y sale pa'fuera y le pide a la Encarnación Divina "que sin fin debiera de ser". Unos le dicen Finfin, pero el nombre es Sinfin.
A mi me enseñaron desde muy pequeño que era Sinfin. Sinfín porque vagará sin encontrar el fin. El hermano pide que sin fin debe ser. Claro que la gente le dice Silbón porque silva, unos le dicen Finfin, pero el nombre es Sinfin, porque el hermano dijo que permita Dios y la Encarnación Divina que sin fin debes de ser.
Mi abuelo, que murió de más de 80 años, decía que tenía la creencia que en tiempos de entrada de agua, donde estan las rozas quemadas, sale y tira los huesos, porque a él se le perdieron los pequeños de los padres, entonces la penitencia de él, según los viejos, es hasta que consiga esos huesos. Entonces él cuando y que estan las rozas quemadas llega y tira los huesos y los revuelve con los carbones a ver si le aparecen los huesos.
También persigue a las mujeres embarazadas, a los borrachos pa'bebele el aguardiente y a las mujeres embarazadas pa'sacale la criatura a ver si consigue esos huesos perdidos.
Cuando yo estaba pequeño no oía hablar del Silbón de aquí de Guanarito sino de Chaparrito. Se ha dicho también que la zona más frecuente de él es Sabana Seca y Chaparrito.
Por Chaparrito dice uno, por la vía de Chorrosco, hacia Barinas, pero Sabana Seca es de por acá.
La gente le temía. Yo le temía con argo por que yo fui criado en el campo, sobre todo en mayo pero Silbón no se le decía sino Sinfin. Silbón se vino a decir fue a los tiempos. Se decía era "Estamos en el mes del FINFIN o SIN-FIN". Nada más decía la gente eso. Pero la leyenda es después que eso llega a la civilización, que lo llamaron Silbón.
El nombre de El Silbón se lo ponen cuando el disco, pero el nombre era Finfin, aunque el nombre de él era Juaquin Flores.
El Finfin, decían los viejos, el finfin".
Llega y le bate la tapara por la cabeza y le asustó un perro que llamaban tureco y sale pa'fuera y le pide a la Encarnación Divina "que sin fin debiera de ser". Unos le dicen Finfin, pero el nombre es Sinfin.
A mi me enseñaron desde muy pequeño que era Sinfin. Sinfín porque vagará sin encontrar el fin. El hermano pide que sin fin debe ser. Claro que la gente le dice Silbón porque silva, unos le dicen Finfin, pero el nombre es Sinfin, porque el hermano dijo que permita Dios y la Encarnación Divina que sin fin debes de ser.
Mi abuelo, que murió de más de 80 años, decía que tenía la creencia que en tiempos de entrada de agua, donde estan las rozas quemadas, sale y tira los huesos, porque a él se le perdieron los pequeños de los padres, entonces la penitencia de él, según los viejos, es hasta que consiga esos huesos. Entonces él cuando y que estan las rozas quemadas llega y tira los huesos y los revuelve con los carbones a ver si le aparecen los huesos.
También persigue a las mujeres embarazadas, a los borrachos pa'bebele el aguardiente y a las mujeres embarazadas pa'sacale la criatura a ver si consigue esos huesos perdidos.
Cuando yo estaba pequeño no oía hablar del Silbón de aquí de Guanarito sino de Chaparrito. Se ha dicho también que la zona más frecuente de él es Sabana Seca y Chaparrito.
Por Chaparrito dice uno, por la vía de Chorrosco, hacia Barinas, pero Sabana Seca es de por acá.
La gente le temía. Yo le temía con argo por que yo fui criado en el campo, sobre todo en mayo pero Silbón no se le decía sino Sinfin. Silbón se vino a decir fue a los tiempos. Se decía era "Estamos en el mes del FINFIN o SIN-FIN". Nada más decía la gente eso. Pero la leyenda es después que eso llega a la civilización, que lo llamaron Silbón.
El nombre de El Silbón se lo ponen cuando el disco, pero el nombre era Finfin, aunque el nombre de él era Juaquin Flores.
El Finfin, decían los viejos, el finfin".
Por favor de que año es esta publicación de P.P. Lináres y quisiera saber si existen otrs publicaciones de P.P. Línarez en esta revista. Gracias. De ser así por favor me lo hacen saber.
ResponderBorrarLinares, Pedro Pablo. 1996. La Historia Oral sobre del Fin-Fin también llamado Silbón. Revista Cultural de Portuguesa Zazaribacoa, tomó nurvo cauce. Año 3, Nº 3. Dirección de Cultura del Estado Portuguesa, Guanare, p 26.
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