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"La historia está presente y nos rodea en todas las horas, porque no es otra cosa que la vida” Arturo Uslar Pietri

sábado, 6 de abril de 2019

Graterolacho ¡Inolvidable!




TROVAS DE TRAVESÍAS

Graterolacho ¡Inolvidable!
(Hoy a 84 años de su nacimiento)

Por Yorman Tovar




En 1989, cuando aún tenía Manuel Graterol Santander su despacho en el sector de “Los Ruices” (Caracas), me encomendó la tarea de recopilarle y prologarle una Antología de poemas nativistas, plenos de romanticismo llanero a la que tituló “CASIMBA, poesía del pueblo”, publicada por José Agustín Catalá y su Editorial Centauro en 1995. El prólogo lo inicié así: “Puedo afirmar que conozco a Manuel Graterol Santander desde 1965, de cuando, ocasionalmente, llegaba a Guanarito uno que otro ejemplar del semanario “El Imparcial” de Don Manolo Escalona”.


Efectivamente, en mi pueblo comencé a leer sus glosas y romances. Y me despertó admiración por aquel extraño nombre: “Graterolacho”, sin pensar, remotamente que años más tarde compartiría con él un encantador elenco en el semanario “El Camaleón”, encartado los fines de semana en el diario El Nacional), junto a Luis Muñoz Tébar (Lumute), Carlos Bujanda, José Hinojosa, Ubaldo Quevedo, Octavio Montiel “El poeta del 23 de enero”; y los caricaturistas: Jorge Haralambides, Jairo Osorio, Omar Cruz, Carlos Cruz y Panchito Borges. Cuando le envié los primeros trabajos, con mi nombre al revés NAMROY TROVÁ, cuál no sería mi sorpresa, el domingo siguiente, cuando aparecieron publicados con el pseudónimo que me colocó: EL MAYOR TROVÓN “El Camaleón de Guanarito”, con el cual se me conoce en las lides de la poesía popular. También tuve el privilegio de que me prologara mi antología de lo que había publicado en 5 años en ese semanario: “Trovas de El Mayor Trovón”, bajo el sello de Ediciones Centauro en 1994.

La obra lírico-romántica y nativista de Manuel Graterol Santander es diferente a la que produjo el escritor desdoblado, bajo la pseudonimia de GRATEROLACHO o “El Camaleón mayor”, y entregarla, saturada de humor, plena de sarcasmo y mordacidad, y a la vez combativa.

La parte lírica se inicia con “Araguaney”, su primer poemario (1959). Eran los tiempos en que, al visitar Portuguesa, participaba –entre tantos eventos de trago y bohemia- en las tertulias de “Punta Brava”, casona de “El cabezón” Armando Hernández Molina en Araure. De esas reminiscencias y de las de sus andanzas de zagaletón en Píritu, recuerda su amigo del alma, el poeta Arjuna Castro Castillo en su romance “El caballo de Manuel”:

“Yo lo conocí potranco
en el Distrito Esteller
y era bastante despierto,
hoy es lo mismo que ayer:
Sobrado en el pasitrote,
pasillano, uno, dos, tres,
y ágil en volatería
era faculto también.
Perverso en la falsa rienda,
porque lo suyo es correr (…)
Y hasta se sabe en detalles
los secretos de Manuel:
cuando le repugna el trago,
cuando lo quiere beber,
cuando tiene el pensamiento
puesto en alguna mujer
y cuando anda en armonía
Graterol con Santander”

En 1982 publica “El caballo de mis coplas” con notas preliminares de Reinaldo Espinoza Hernández, Simón Díaz, Manuel Salvador Páez y Enrique Hidalgo. Espinoza Hernández comenta:
“Manuel Graterol Santander, poeta del amanecer que va recogiendo en su porsiacaso los primeros cantos de la soisola y la menuda harina de los rocíos engrillados, sabanea en sus glosas el cristal de los caños y lagunazos y la piel de vidrio de los ríos llaneros. Mientras ande por las tierras venezolanas siempre tendré en mis labios un verso de Manuel Graterol Santander, el último glosador”.

De este libro, conservo el ejemplar que me obsequió en el III Encuentro de poetas, en 1987, con esta dedicatoria: “PARA YORMAN TOVAR, EL POETA GRANDE QUE SIGUE ENLAZANDO LOS POTROS QUE SE LE ESCAPARON A MI PENSAMIENTO”.

En 1989 publica “Glosamoríos”, donde pone de manifiesto su ingenio de inventar la GLOSA-GLOSA: es decir, un palabreo con dos cuartetas. Los cuatro versos iniciales de cada décima corresponden a la primera cuarteta, y el final o pie tradicional de cada décima es, consecutivamente cada verso de la segunda cuarteta. Nada fácil de construir, sin embargo, la hemos seguido practicando –entre otros- Guillermo Jiménez Leal, José “Cheo” Ramírez y quien escribe.



En el año 1995 aparece “CASIMBA, poesía del pueblo”, una compilación mía con poemas de los tres libros antes mencionados. En la “Puerta de entrada” dice José Ignacio Casal:
“Manuel Graterol es un campesino por haber nacido en Turén y por haber vivido hasta la adolescencia en Píritu y Acarigua. Todo campesino sueña con tener llena la CASIMBA, pero no con frutos ajenos sino de su propia cosecha. Manuel está cosechando muchos años de siembra, de trabajar los surcos del afecto, de regar la semilla de la venezolanidad, con el inagotable manantial de su fuerza creadora, fertilizando el suelo con la fórmula de la amistad, el cariño y la lealtad, porque –como é mismo escribe- es amigo de los amigos, con razón o sin razón, en las buenas y en las malas”.

En el amarillento ejemplar que conservo de esta obra, se lee la dedicatoria: “A YORMAN TOVAR, AUTOR INTELECTUAL DE ESTE PROYECTO. GRATEROLACHO. ABRIL 95”.

Su obra lírica, casi toda en octosílabos, urdidos en décimas y romances, no sólo queda impresa en estos libros mencionados, sino también en diversos Long Play de acetato, Casetes y Discos Compactos (CD) y nuevas tecnologías. En espectáculos y parrandas, sus versos seguirán cabalgando en muchas voces, y especialmente en mi humilde voz, como declamador y locutor. Sus pasajes, joropos, tonadas y golpes, musicalizados por tantos creadores de esta tierra, seguirán su curso en las emisoras de radio y en cada lugar donde esté un poema de Manuel, en voces de Gualberto Ibarreto, María Teresa Chacín, Oscar Martínez, Víctor Morillo, Pablo Baresco, Simón Díaz, Rummy Olivo y otros talentosos intérpretes.

En otra dimensión, la obra humorística de Graterolacho o “El Camaleón mayor”, diferente a la obra lírica Manuel Graterol Santander, se sustenta en la sátira política de todos los tiempos, contra la corrupción, la burocracia de la llamada “IV República”, y los cánceres, de esta “V RES PÚBLICA” hasta la hora de su muerte el 11 de junio de 2010.

En esos versos está plasmada toda su inquietud angustias por Venezuela. En “El Libro Flaco de Graterolacho (nombre paródico de “El Libro Gordo de Petete”); en las viejas páginas de la revista Semanal “Bohemia”, en las casas donde algún coleccionista haya guardado ejemplares de “El gallo pelón” y del Semanario “El Camaleón” y “El Nuevo País” y la innovadora tecnología del TWITER, donde dejó un incalculable número de cuartetas “jodedoras”.


En épocas pasadas el pueblo tenía poco acceso a los poetas, y, lógicamente, había una parte de Portuguesa que no conocía a Manuel hasta que en 1985 se llevó a cabo el I Encuentro de Poetas Portugueseños, evento que tuvo alrededor de 17 ediciones. Fue creado por Manuel Escobar (Presidente de la Asociación de Escritores de Venezuela en Guanare); Luis Bazán García, y Leonel Páez en la AEV Acarigua-Araure, con la cooperación de la Coordinación de Cultura del Gobierno de Portuguesa, dirigida por el Dr. Miguel Eduardo Gómez. Estos encuentros hicieron que Manuel se compenetrara con el pueblo y con el resto de los poetas, tanto de su generación como con los que estábamos iniciándonos en el oficio.

El 13 de junio 1990, en el marco del Bicentenario del natalicio de Páez, se funda la “Casa de la Poesía” en Acarigua, y el Museo de Humor que lleva su nombre, compartiendo honores con su padrino “J. Epitacio” y con Simón Díaz. A partir de ese momento, ese recinto se convirtió en el lugar del reencuentro con ese gran portugueseño al que admiramos, amamos y seguiremos recordando por siempre., aún después de su desaparición física.

Dijo Cristina de Suecia que “los grandes hombres tienen presentimientos de su destino, en lo que rara vez se equivocan”. En su libro “El Caballo de mis coplas”, en el poema titulado “Final” pide el poeta a sus hijos:

“Tráiganme un puñado de la misma tierra
que cuando era niño me cargó en sus piernas
y mojado en lágrimas de un hombre cualquiera
échenlo en mi tumba como última ofrenda”.

Y así se cumplió su petición hecha varias décadas atrás. Y en su poema “Romance para otro amigo”, en “Casimba”, manifiesta el poeta su condición de llanero bien nacido:

“Y es que uno nació llanero
y es difícil olvidarlo,
eso no se olvida nunca,
eso lo tengo bien claro,
y aunque pase de 60
y me sienta más anciano,
Luis Bazán, vuelvo y te digo,
con la música de un cuatro
que en mis hijos y en mis nietos
–aunque me hayan sepultado-
aun después de mi muerte
seguiré queriendo al llano”.



Hoy, a 84 años de tu nacimiento en Villa Bruzual, capital del entonces distrito Turén, hay un incalculable número de venezolanos que como este amigo, te seguimos recordando, Gran Maestro del buen humor, puntero del romance lírico hecho canción, madrinero de glosas, décimas y sonetos, rebaños cimarrones, indomables como El caballo de tus coplas, tú poesía continuará trochando la tierra venezolana, para cumplir lo que tú dices en el poema:
“Entre sus patas de alma
voy divisando un tierrero,
y es tierra venezolana
lo que levanta hacia el cielo,
para que hasta Dios conozca
cómo se canta en mi pueblo”.

¡Descansa en paz, hermano!

1 comentario:

  1. Osea que "El Gavilán Grateroleao" que grabó Gualberto Ibarreto es una Glosa-Glosa. Tenía tiempo buscando el nombre de esa forma de componer la glosa con dos coplas al comienzo. Gracias. Saludos poeta

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