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"La historia está presente y nos rodea en todas las horas, porque no es otra cosa que la vida” Arturo Uslar Pietri

viernes, 12 de abril de 2019

La voz, el sentir y el palpitar de un pueblo andan con este hombre

LA VOZ EL SENTIR Y EL PALPITAR. DEL PUEBLO ANDAN CON ESTE HOMBRE 
Rafael Roberto Gavidia
JUSTO PASTOR CHIRINOS
De repente su figura emerge en la esquina, en la calle o a la puerta de las casas amigas, para decir: "Tengo Presidente... aquí llevo papeletas... Cuando vaya por allá se va a comer un turpial", y se pierde con su firme y apresurado andar, cabizbajo, con la blusa desabotonada, amarilla o gris, se ondula en su pecho como el pliegue de su sombrero desvahido, la blanca franela. Las alpargatas casi nunca se le ven, las cubre la ancha bota del pantalón. Este hombre, siente y quiere su pueblo, no desea separarse nunca de él, por ello no se aleja de los cuatro puntos cardinales que lo conforman. Un día, cuando la muerte venga a recogerlo, ha de ser aquí mismo, junto a su propia gente. Está seguro que después de ese tránsito, cuando se quiera hacer mención de algo, ellos dirán "Eso me lo contaba el viejo PASTOR". Sigilosamente se acerca a su familia, con voz baja vaticina: "Estamos viviendo el mil y más. Yo ví cuando el Guanare se secó. Yo presencié la humarea. Me salvé de la gripe española. Este mismo viejo que le habla fue prisionero de Gómez en Valencia y amansé un par de grillos. Pero hoy no detesto del Benemérito, ojalá y vuelva. Yo recorrí diferentes caminos de la patria, tantas veces pasé con mi viejo camión por el Arco de Carabobo"... De pronto, con su típica manera de decir las cosas, de saber que la Patria no solamente consiste en el petróleo, en las elecciones, en las ferias, en el despilfarro y en la demagogia; ni tampoco esta allí donde los dimes y diretes de la controversia política conllevan a la negociación de los valores que integran la nacionalidad. Este mismo hombre que cambia de tema en cualquier instante, se nos torna reverente, sereno, viviendo su interior hombre, y afirma: 
"Bolívar fue mediun, el mismo lo reconoció". Y estas frases del Libertador lo revela como tal: "Un delirio febril embarga mi mente, me siento encendido por un fuego extraño". Alguien desde la Plaza
JUSTO PASTOR CHIRINOS
Bolívar interrumpe nuestra larga charla y pregunta: ¿Qué hora es? y JUSTO PASTOR CHIRINOS, tiende la mirada hacia la alta torre en donde está el reloj, que no tiene ni dos meses de haber sida colocado; por una de sus carátulas señala las nueve y por la otra marca las doce, mientras las agujas se bambolean en tropel agitadas por las brisas de junio... Aquí tienes pues, no se le puede dar la hora, por cuanto que ese reloj de fabricación moderna, hijo del plástico, el señor de la nueva era, anda mal. "Recuerdo aquel viejo reloj fabricado en el Tinaco, de campanas sonoras y que estuvo señalando la norte-sur de la esperanza; sus brazos abiertos como una cruz, indicaban el oriente risueño de la vida y el ocaso sombrío de la muerte". Hace un alto para explicarnos; "Ese reloj fue inaugurado por el General Vincencio Pérez Soto, el mismo día que terminaron de cercar la ciudad y de enrejar la Plaza Bolívar; y esas melodiosas palabras que le dí, forman parte del bello discurso pronunciado por el bachiller Manuel Araujo Lozada, padre de Olga de Castellanos y abuelo de Magdiel Fernández... Y entonces JUSTO PASTOR CHIRINOS se crece, levanta la voz, y con lujo de detalles, señala los diferentes vericuetos de las parentelas guanareñas, no sin antes explicar su propio origen, honrado, laborioso, viviendo en paz con los suyos, corno el sueño de José Leonardo. La madre, Maximiliana Cáceres, trujillana, de Santa Ana, lo trajo al mundo un día del año... bueno, para que acordarse de esa cifra, lo cierto es que nació, se crió y ha vivido en el barrio Curazao, barriada en donde vió nacer, crecer y andar por la vida a sus hijos Justo Pastor, Mercedes, Pedro y Carmen. Don Pastor Chirinos acepta, aquí entre nos, que él es un varón domado; por allá en 1940, en el Vagón de Nutrias conoció a su Bella-bella, tenía música de tamunangue y corazón de llano. A ella se dedicó por entero, acalló su voz de serenatero, pues durante muchos años cantó milongas, pasillos y tarareaba los sabrosos mariachis; su útima aventura de galán en retirada, lo llevó entre los primeros aficionados que cantaron por la Radio Guanare, con su voz anónima; una tarde dedicó un tango a la ingrata que le destrozaba el corazón, y cuando retornó a la casa recibió el esquinazo, y ahora casi entre dientes, mientras mira morir la tarde por la vieja calle de los Catalanes, musita: "Yo sé perder, perder..." En este Guanare de nuestro afecto la figura de Pastor Chirinos se nos ata al recuerdo... allá va con su saco al 
hombro, con su machete rabón bajo el brazo; la noche le sorprenderá dialogando con el Marqués de las Riberas del Boconó y el Masparro, él sabe de tantos tesoros sepultados bajo la tierra. Pero para él, el dinero es secundario; puede hacerle perder su tranquilidad. Que se queden esos espíritus penando para siempre. Está consustanciado con las cosas idas. Los que se marcharon de esta vida le acompañan. Pero vive la gran fe venezolana. Allí esta JUSTO PASTOR CHIRINOS. Junto a los samanes donde acampó El Libertador, no muy lejos donde aquel cura Vicario de Guanare, Justo Pastor Almario, enterró tantas morocotas, no lejos de la Quebrada del Peonío, él les conoce sus diminutas pisadas; mientras teje sus chinchorros y atarrayas contempla los cuadros que llenan la paredes de su casa; él sigue llamando sus pájaros: Pancho el conoto que se baña y canta; las guacharacas, que le llenan de alegría al amanecer. La ardilla trepada en lo más alto del mamón, correteando de rama en rama. JUSTO PASTOR CHIRINOS, antes de salir a la calle, ya se ha enterado a través de la B.B.C. de Londres y de la Radio Habana, de como anda el mundo. este desbordado mundo atormentado, donde el hombre vive sólo rumiando y añorando la nostalgia de sana convivencia. Este JUSTO PASTOR CHIRINOS, con su desbordada y perdida inteligencia, se ha refugiado en la búsqueda de tesoros y los ha 
Rafael Roberto Gavidia
encontrado allí en el fondo de su buen corazón. Allá va JUSTO PASTOR recordando el Sepulcro de Bambey, las retretas de la Plaza Bolívar, las cabalgata, los tangos y milongas, ya va ofreciendo Presidente, o mute criollo, vendiendo papeletas, sus sabrosas hallacas, invitando a sus amigos a saborear un turpial que no es otra cosa que el plato del suelto arroz amarillo, salpicado de cebolla y tomates que prepara su mujer. Allá viene JUSTO PASTOR con su ironía a flor de labios. Adios toro puntudo, le gritó Meleció Pinto, en una esquina del Mercado Viejo, y él le ripostó: Pero manso, Don Melado. Desde entonces, en la columna "Al Galope" del Semanario Guanare, el viejo periodista lo llama Pastor Manso. No deja de criticar el feo aspecto de los solares abandonados, en el propio centro de la ciudad; la construcción de innumerables ranchos en la entrada de su pueblo. Aquí está Don JUSTO PASTOR. De repente nos hace preguntas con su típica expresión: "Si mal no recuerdo, un poeta de esta tierra dijo: Yo vi Pedro Miguel, volar las grandes garzas sobre Guanare, vi posarse bandadas de alcaravanas en su violín"... Quién es? 
Y se pierde este buen hombre, va rumbo a su casa, mañana volverá a pasar recogiendo la respuesta. Ojalá que por mucho tiempo lo tengamos vivo. Amén. 












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PARÁNGULA
(REVISTA DEL PROGRAMA DE CULTURA DE LA UNELLEZ)
ÍNDICE GENERAL
Nº 6, julio de 1987
COLECCIÓN: INVENTARIO E ÍNDICES SERIE: REVISTAS
COMPILACIÓN Y DIGITALIZACIÓN
Licdo. Samuel L. Hurtado C. Licdo. Robert Vela. Licda. Arlett Colmenares Licda. Carmen Martínes Licda.Milagro Argüelles Yanín Fuentes
upcbarinas@gmail.com http://patrimoniobarinas.wordpress.com
BARINAS, NOVIEMBRE 2011

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