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"La historia está presente y nos rodea en todas las horas, porque no es otra cosa que la vida” Arturo Uslar Pietri

lunes, 8 de abril de 2019

Historias y Leyendas sobre Entierros Cipriano Heredia Angulo

En muchas ciudades y pueblos de Venezuela y hasta en caminos y remotos parajes, de su geografía cundían y cunden versiones sobre tesoros guardados en aquellos tiempos en los cuales personas de luenga o corta fortuna ponían a buen recaudo sus recursos en monedas de oro, de plata, o en joyas valiosas. Esos escondrijos a los que llamaban entierros, a diferencia de los de las personas, han sido perseguidos por la ambición, la curiosidad o algo más indefinido en el quehacer humano. 

Por eso la búsqueda o el encuentro de alguna botija despertaba siempre especiales especulaciones. Y Guanare como ciudad que tuvo un pasado heroico y próspero, sobretodo con la bonanza de la época de la Compañía Guipuzcoana, y más tarde con el desarrollo del comercio fluvial y de actividades agrícolas y pecuarias (no obstante las endemias y las guerras incendiarias que la desolaron) es lógico que fuera lugar de gentes con fortunas que acudieran a "enterrarlas" porque aunque la inseguridad fuese nula ante la que hoy nos azota, no existían entidades donde se pudieran guardar los tesoros bien o mal habidos. En prueba de ese pasa-do de grandeza quedan hermosas edificaciones, muchas de las cuales fueron más tarde abandonadas o demolidas, como efecto de la irresponsabilidad o de la ineficiencia pública o privada. 

Creo ser autor calificado para refe-rirme a los entierros que la tradición señalaba en aquel medio. Y ello, porque nací y crecí en la histórica casa colonial en la cual según hechos y aseveraciones pertinentes, su dueño, caballero español don Agustín Bescanza, enterró su fortuna en numerario, y que de ello informó a familiares suyos. 

En nuestra casa comenzamos a oír el relato de que al efectuarse "el entierro" se había dado muerte al esclavo que en ello había actuado. --Eran las costumbres--. Podrá decirse que allí realmente se cumplió, aquello de llevarse el secreto a la tumba". Y que el señor Bescanza quien había edificado tal mansión en la segunda mitad del siglo XVI mandó información de su "entierro" a familiares suyos en Apure y en España. Tal así que, hasta recientes fechas entre los Bescanzas de Libertad de Barinas se manifestaba al respecto. 

Oímos decir que en el extremo este del corredor de la Casa de Alto había hecho gran excavación el señor don Benito Márquez con el fatal desenlace de que en aquellas labores había sufrido una pulmonía que lo llevó a la tumba. Oímos también que sobre este sitio de la casa recaía la confesión hecha por el eximio doctor Meliton Vargas, hijo político de doña Ernestina Bescanza de Machado de quien adquirió mi padre esa casa hace ya casi un siglo. Y más tarde, de las excavaciones hechas bajo versiones de Catalina Bescanza venida de las cercanías de Libertad y de don Rafael Arvelo y de algunos otros de esos mismos lares. 

Más tarde presenciamos trabajos de excavaciones dirigidos por el recordado Pepe Sereno, representante de la Casa Boulton, con aparatos para detectar metales, del ilustre Hno. Nectario María guiado por una torre allí instalada y la cual decíase concernía a unir aplicación de sistemas avanzados. Todas fueron excavaciones infructuosas. 

Era corriente en el Guanare remoto oír hablar del entierro dejado por el económico don Benedicto Abreu en la vieja casa que fue sede de la poderosa Compañía Guipuzcoana. Se tejía la versión de que había confesado in extremis ese secreto al venerado Padre Quintana quien años después del deceso del señor Abreu, lo había revelado a don Fernando Delgado quien enteró del mismo al entonces ocupante de la casa y presidente del Estado General Cedeño, con lo que se procedió a los trabajos del caso que dieron resultado positivos y se añadía que al venerable clérigo le habían obsequiado un cigarrillo que lo adormeció y nada obtuvo del buen encuentro. 

Mucho se comentaba en los corrillos de años ha, de los "entierros" en la casa de don Manuel Benito Altuna, en la hoy Carrera 4, y que decíase fue hallado por un albañil en trabajos en el inmueble, igual que en la casa de la familia Pou donde hoy se yergue el Palacio Legislativo, encontrado también al azar y que benefició a un Jefe Civil de Distrito, ya que en esa casa reducida entonces a un solo piso funcionaba tal jefatura. Mucho se hablaba de los pequeños entierros que en cerros y montes aledaños hiciera el caballero español don Mariano Waeffer, socio de la Botica Tovar. 

Por mi parte debo mencionar que muy al comienzo de mi ejercicio profesional me confió el honorable señor Ricardo Mago que por confidencia de don Daniel Betancourt sabía del entierro que había en la casa de las Lara Falcón y que había efectuado el rico señor Clodomiro Carta. Con anuencia del arrendatario de la casa y asistencia de los representantes de las hermanas. Lara, el recordado educador Luis Fajardo Galeno y el señor Juan Durán, don Ricardo y yo cubrimos los trabajos del caso. Todo sin ningún resultado, ni señal sospechosa y efectuado en días de Semana Santa, que las gentes creían adecuados para tales fines. 
Fue esa la única búsqueda de tesoros escondidos en la cual yo participé fuera de mi casa. En ninguna otra parte incursioné porque eso era extraño a mis quehaceres. Y como ejercicio de especulación sobre las ricas historias y leyendas sobre nuestra ciudad de Guanare hoy pergeño estas líneas con estricta sujeción a la verdad y a los principios de la exactitud que debe regir toda información.



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