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"La historia está presente y nos rodea en todas las horas, porque no es otra cosa que la vida” Arturo Uslar Pietri

miércoles, 24 de abril de 2019

Dr. Miguel María Zúñiga Cisneros

Elegante de porte, encarnaba a la perfección el tipo valleinclano descrito en su novela titulada Vizconde de Brangelone y, por ese motivo, sus compañeros lo bautizaron con este título. En verdad lo merecía.

Zúñiga era refinado y erudito, humilde y comedido, hablaba pausadamente como si estuviera explicando una clase. Era un verdadero hombre de gabinete y como tal el gobierno de Gallegos lo designó Embajador en algunas naciones. ¡Y qué bien lo hizo para dejar bien puesto el nombre de la patria!

Nace en junio de 1897;  y desde temprana juventud sobresalió como estudiante modelo en el Colegio Nacional, luego en la Universidad sobresale como un revolucionario contra la dictadura gomecista, y, junto con su compañero Pulido Méndez, es comisionado para representar a la Federación de Estudiantes, 1919, a un congreso internacional reunido en México.

Y valiéndose de miles de estratagemas logran al fin llegar a su destino, donde fueron recibidos con los brazos abiertos y en medio de grandes aplausos, expusieron la situación verídica del pueblo venezolano, y ello le ocasionó el cierre de las puertas del país.

Como se vio en una situación difícil, el gobierno mexicano por disposición del ministro Vasconcelos, le concedió la gracia de asignarle una beca y una inscripción abierta para continuar sus estudios de medicina en la Universidad de Morelia, lo cual le permitió obtener el título de doctor.

Luego desempeña varios cargos en la salud, sin olvidar su interés por la patria y a este respecto funda el Partido Revolucionario Venezolano, con un numeroso grupo de exiliados, donde se encontraba su paisano el Padre Oráa. Se funda un vocero titulado Venezuela Libre, se instituye un programa de conferencias hasta el momento de organizar el intento armado, 1929.

Se logra adquirir un barco adecuado, se le cambia el nombre por "Elvira" bajo el comando de Rafael Urbina, y con el apoyo del gobierno mexicano, se logra reclutar unos ciento viente hombres, dispuestos a jugarse la vida —entre ellos viene Zúñiga— y un buen día atacan las costas corianas y los espera una verdadera cortina de plomo y fuego que impide toda maniobra y sólo después de un rudo batallar, Urbina logra desembarcar para encontrar una verdadera derrota.

Muchos años después, mi maestro en Historia, me distinguió con su confianza y, a mi instancia, me reveló muchos detalles personales de su odisea hacia Colombia.

Al sobrevenir la debacle, Rafael Simón le asigna un baquiano, para orientarlo hacia un destino incierto acompañado de un coronel mexicano, de apellido Prive, herido en una pierna y, como era natural, la marcha se hacía dificultosa en la Sierra de Coro; al tercer día la pierna estaba gangrenada y, como estaba imposibilitado de amputar el miembro, la única posibilidad de salvarlo sería ponerlo en un punto cercano a Churuguara, para ser recogido y auxiliado y el coronel contestó "prefiero morir antes de caer en las garras de Gómez", les dio las gracias por la ayuda prestada y les pidió lo dejaran recostado a un árbol y no habían caminado un kilómetro cuando oyeron un tiro y al volver atrás encontraron el cadáver... casi con las uñas abrieron una zanja y enterraron al militar voluntario y valiente.

A duras penas, arreando a veces manadas de chivos, llegó a Barquisimeto, e inmediatamente, casi descalzo, visita a un compañero de curso inferior, que muerto de miedo se excusó de prestarle alguna ayuda para no comprometer su familia y entonces recurre a otro, ese si fue un hombre de honor, llamado Leopoldo Torres, por cierto casado con una hija de Eustoquio Gómez, le dio dinero, ropa, bastimento y le dio una escolta para conducirlo hacia los llanos de Apure.

Jamás quiso desempeñar cargos políticos fuera de sus obligaciones profesionales, ni aun en la época gomecista en la cual se le ofrecieron cargos directivos.

Sí aceptó la posición de médico de sanidad en Barinas y en Guanare, sirvió la medicatura de ciudad.

Buen amigo, simpático, bonachón, de gran inteligencia y escritor de buena prosa, fue corredactor de periódicos en Guanare, en unión de Leopoldo Landaeta y Pedro José Muñoz y se recuerda la brillante polémica de orden social mantenida con el doctor Pino Pou.

Referencia

Quintero García, Pedro 1991. Guanaguanare. Biblioteca de temas y autores portugueseños. Ediciones del Congreso de la República. pp 446-468

2 comentarios:

  1. Gracias por compartir la información. Es posible conseguir un retarto del doctor Zúñiga Cisneros?

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  2. Yo también estoy interesada en un retrato del dr Miguel Maria Zúñiga Cisnero

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